Fernanda Aldacour, Bahía Blanca

Primavera sin ti


Tantos pájaros cantando inútilmente
en ventanas cerradas de memoria.
Crisantemos noctámbulos sufren
descuidos incesantes.
La casa, vacía ya
donde siempre soñabas
hoy lloran sus paredes afligidas
tu ausencia ungida de mil años.

En el patio, tus recuerdos
bailan danzas continuas,
las malezas parecen comprender
y se apartan sigilosas
El ciruelo tiene pimpollos,
como antes, como siempre
¡ay, si lo vieras!
pero no estás allí para verlo.

Qué no daría yo
por tomarte nuevamente de la mano
sentados en el banco del jardín,
observar contigo una vez más,
la magia que trae la primavera,
¡sólo una vez, Dios!
Las flores huelen a ti
Y no estás ya conmigo
demasiadas flores …
…tantas.
Y no estás…
no estás en ninguna de ellas
y estás en cada una…

Tantos pájaros cantando inútilmente
en ventanas cerradas de memoria.



Sendero del olvido


Ahí estoy yo agazapada
en el sendero del olvido,
queda el recuerdo
de festines sinceros,
repletos de amor
y de confianza,
del sentido natural
de lo doméstico.
Un verano en la distancia
por lo doloroso de volver
y que no sea lo mismo.
Viaja el iris crédulo
de ver atardeceres
que ya no serán más.
Quiero que la brisa vuelva
a tocar mi rostro de entonces
y agite mi alma dolorida
por lo que no fue nunca,
quiero recorrer el campo del recuerdo
y acariciar el cielo donde fuimos
y creer que fue al fin perpetuo.
Mejoraré mis lamentos
en la solemnidad de lo célebre
y acudiré ennegrecida
por el inconfundible manto
del que juzgan los ecuánimes
en el arca de los oprimidos.
Entonces volveré.
Y tal vez sea eterna arena
que escurre entre tus dedos
o pluma de gaviota
que descansa en el mar
Seré y acaso estarás
un ajeno momento,
una distante mirada
y te vuelva a encontrar.