La verdad
Abrigo mi garganta, que tiene frío de besos
y escondo mis pupilas, que queman con su luz.
Cierro fuerte los puños, porque encierran caricias
que no encontrarán nunca destino que cumplir.
Bajo mi frente altiva, pesada de recuerdos
y sujeto el galope de este corazón
que palpita en la nada y que nadie percibe,
empujando mi sangre hirviendo de pasión.
Me esconderé en la sombra, dejaré que mis ojos
laven con su agua triste las manchas del dolor.
Sonreiré a todas horas, no sea que delate
el vacío infinito en que vuela mi amor.