RENAN ALVAREZ, Trujillo, Perú

Poema XVII
Y doy mi brazo sin torcer la marcha;
se forma la existencia en unidad:
ya somos dos a que no se resignan
a vivir solos: el uno del otro.

Dócilmente llueve esteras de barro
formando cobijas de ábaco y tiempo,
que sirven en su adiestrada y rutina
limosnera, inocencia en nosocomio.

Que fina membrana alborota y excluye
sorbos de olvido, y sueña la mañana
en el claxon de un autobús despierto.

En la cruz de pobre, ronda la vida
en la iglesia cercano al vecindario:
la suerte echada en los dados fuleros.