Se había ido,
hecha de un asombro nuevo,
a una esquina
a la vuelta del tiempo,
o más lejos aún,
me había llevado
donde el recuerdo no es recuerdo,
donde soy por nadie
y ella no es por mí,
de regreso
a lo olvidado,
mi corazón espera,
no tiembla,
no es la huella,
es el camino que aún está llegando.
He visto partir la tarde
en su camino abrasada de tiempo,
reflejo el alba su amanecer
y despeja la soledad mí mañana.
Abrir mis ojos a la claridad
veo cruzar la cañada el crepúsculo
moja mis labios y arrasa el vacío.
Viene el instante, trae la aurora
luz en mi soledad,
se agrada el claro oscuro de la fría mañana.
Me despierta, a ponerme en el trayecto
abierto de la vida...