Andrés Lazcano García


Se había ido,

hecha de un asombro nuevo,

a una esquina

a la vuelta del tiempo,

o más lejos aún,

me había llevado

donde el recuerdo no es recuerdo,

donde soy por nadie

y ella no es por mí,

de regreso

a lo olvidado,

mi corazón espera,

no tiembla,

no es la huella,

es el camino que aún está llegando.

He visto partir la tarde

en su camino abrasada de tiempo,

reflejo el alba su amanecer

y despeja la soledad mí mañana.

Abrir mis ojos a la claridad

veo cruzar la cañada el crepúsculo

moja mis labios y arrasa el vacío.

Viene el instante, trae la aurora

luz en mi soledad,

se agrada el claro oscuro de la fría mañana.

Me despierta, a ponerme en el trayecto

abierto de la vida...