Salve
la luna derribándose en tus ojos
El paso insomne que te busca
Salve las mudas aguas
o el barro fresco que te hace de cama
La oquedad del abrazo
Salve los dientes de tu soledad
Y tu infancia en cruz
Salve el caldo negro
que inundó de algas
tus tripas
quemándote
quemándonos
Salve la puta puerta
a la que aúllan,
ávidos de tu manjar de ángel
los perros de la noche.