Juan Antonio Corretjer


BORICUA EN LA LUNA

 

Desde las ondas del mar

 que son besos a su orilla,

 una mujer de Aguadilla

 vino a New York a cantar

 pero no sólo a llorar

 un largo llanto y morir

 

 

De ese llanto yo nací

 como en la lluvia una fiera.

 Y vivo en la larga espera

 de cobrar lo que perdí.

 Por un cielo que se hacia

 más feo que mas más volaba

 a Nueva York se acercaba

 un peón de Las Marías.

 Con la esperanza, decía,

 de un largo día volver.

 

Pero antes me hizo nacer

 y de tanto trabajar

 se quedó sin regresar:

 reventó en un taller.

 De una lágrima soy hijo

 y soy hijo del sudor

 y fue mi abuelo el amor

 único en mi regocijo

 del recuerdo siempre fijo

 en aquel cristal de llanto

 como quimera en el canto

 de un Puerto Rico de ensueño

 y yo soy puertorriqueño,

 sin ná, pero sin quebranto.

 

Y el echón que me desmienta

 que se ande muy derecho

 no sea en lo más estrecho

 de un zaguán pagua la afrenta.

 

Pues según alguien me cuenta:

 dicen que la luna as una

 sea del mar o sea montuna.

 

Y así le grito al villano:

 yo sería boricano

 aunque naciera en la luna.