Oscar Vicente Conde ©

SÓLO POR HOY


La luz y la oscuridad.
Sólo por hoy.
Un caballo verde que vuela....
Un jinete que espera.
Abajo entre la brisa y el huracán.
Sólo por hoy.
Un corazón que duda
entre la soledad y el abrazo.
La sangre que navega.
Alguien que desconoce la quietud
de la noche
y la algarabía de los amaneceres.
Una mujer ausente que no se oye llorar.
La ventana sin luminosidad.
Un rostro que se sumerge
entre los intersticios de los gritos.
Los que aman.
Los que sufren.
Los invisibles debajo de los portales.
El llanto oculto.
La paciencia de los muertos
esperando por la resurrección.
Los humos en los cielos.
La hojarasca y sus fantasmas amarillos.
Sólo por hoy.
Hay niños que nadie ve.
Hay niños que se refugian detrás de las cortinas.
Los duendes que huyen.
Los laberintos en los espejos y los espejos con laberintos.
Las huellas de los asesinos.
La baba y el vomito.
Y si, recuerdan a Oliverio.
Sólo por hoy.

Un camino que termina en el abismo.
La neblina rojiza.
El temor por la muerte que nunca llega.
La venganza escrita en el paraíso.
El dedo acusador.
Un dios que acusa y no se hace cargo.
Sólo por hoy.
Lo cierto y lo confuso.
Quizás mañana.
Hoy, nada más que alegar.