DANIEL QUINTERO


Crea esta luz y su honra

cáliz de grietas

ahora que el cielo disminuyó

el musgo del invierno.

Viaja la esperanza con ritmos impuros,

el vértigo de la emoción

en los fantasmas visitantes.

Se llueve en versos la angustia silente,

grita su olvido

en el egoísmo por sobrevivirse.

Así estipula septiembre a flor su cielo,

tal vez un año no vuelva,

desaparezca inadvertido

sobre esta ciudad que al fin siento propia

casi tanto como si nunca

me hubiera pertenecido.