José Oscar Perdigón

he contado el tiempo del verano
para ver como decaen los rebaños
ahora mis pies no caminan los ríos
ni mis manos agitan los vientos
sin embargo allí está el sol
como un signo hecho de arcanos
con las maderas que los árboles han tallado
en el negro vientre de las aves de rapiña
no quiero cerrar mis ojos
con el candado de la indiferencia
ni caer en la ciega incapacidad de comprender
a mi izquierda se aviva el fuego
con el aliento de los desterrados
a mi derecha se encadena el espíritu
con indulgentes palabras