Marcelo Dughetti, Villa María

escribía
con la soga al cuello,
Con la soga al cuello
compraba tomates y cebolla,
armaba la ensalada con la soga al cuello.
Con la soga al cuello salaba su carne,
ponía la mesa, exprimía un limón, prendía el televisor, besaba a su hija,
y sonreía
con la soga al cuello.
Todo eso
y más,
sin que nadie viera,
el elemento,
la sustancia,
Cuando la soga
trepo a la viga
todos golpeaban su frente
como si hubiera sido posible salvarlo.