VERDADES REVELADAS
“Cuando se miran de frente, los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades, las bárbaras, terribles , amorosas crueldades...”
GABRIEL CELAYA
En la Escuela de mi pueblo me enseñaron muchas cosas.
Los 10 mandamientos por ejemplo.
El 5º, el 2º y el 4º no se hacen.
El 3º ni el 7º, no se dicen.
El 1º, el 2º, el 6º, ni el 8º, no se no se preguntan.
No se hace, no se dice, no se pregunta, no, no.
Dogmas de la fe, decían.
Aprendí que la gente cuando se muere se la entierra.
Se coloca en su tumba su nombre y apellido.
Se la invoca, se le reza.
Me enseñaron que había una vez.
Que América era un crisol de razas.
Que había un país de plata, plata robada, argenta.
Que Haití es un paraíso Terrenal.
Que hay guayabas, frutos del pan, mangos, muchos mangos.
(El mango es una fruta, aclaro)
Que hay flamencos, pelícanos y garcetas.
(Que los flamencos tienen las patas rojas, por mentir)
Con la adultez a cuestas, aprendí.
Que hay blancos que son negros y negros que son blancos.
Que en Haití una lengua oficial es la castilla.
Que en criollo se le llama Repiblik Dayti.
Que el patrón vive en el norte del Norte.
Que hay más negros que blancos.
Que la esperanza de vida es de 40 años.
Que hay más pobres que ricos.
Que de mil niños mueren 80.
Aprendí de las guerras.
Aprendí, que algunas, figuran en los anales de la Historia.
Otras, las mas pequeñas, no registran nombre, ni apellido.
Que hay hombres que sólo son un número.
Un número más, un número menos.
Mas por menos, siempre da mas.
Aprendí “que hoy he mirado los ojos claros de la muerte”
Y he repetido, sollozante, la verdad revelada por un cholo peruano.
“¿Con que valor voy a hablar de psicoanálisis?”