Iván Romero Villegas, Venezuela




Soledad....

Recuerdo mirar el paisaje ver caer mis sueños,
volar mis temores y sumergirme en la soledad.
Ví al horizonte y ahí estaba.
Ahí estaba esa carta, la base de mi torre,
la base de mi vida.

La impotencia reposaba entre mis lágrimas,
quemando mis labios,
convirtiéndolos en sal, agrietándolos poco a poco.
dándole así un sabor amargo a mi pasado
a mi vida y a mi presente.

Huí de los lobos que firmaban mi carne con su olfato,
haciéndome recordar lo que soy y lo que seré.

Despejándome forcé una brecha entre el camino
de las imágenes fugaces que alumbraba mi martirio,

la silueta femenina que daría irónicamente
cese a mi confusión.

Ella dormía en su mullida cama
arropada en telas de impune soledad
que unían nuestros destinos.


La busqué con ímpetu hasta llegar a ella
Hallando refugio de la malvada
soledad en su cuerpo pecaminoso,
abatido por la sed caminé mis pesares por su cuerpo y
nos arropamos con la piel uno del otro.

Sumergidos por el deseo,
emergía vapor entre el roce de nuestros cuerpos,

dejando ver el sudor
que corría por su claro manto carnoso,
que poco a poco, extasiado por el dolor,
se alejaría sutilmente dando tiempo para
el inevitable retorno que ya clamaban nuestros
cuerpos eufóricos por el placer,
hambrientos de vida y compañía.
Al final de nuestro encuentro
Me despedí de su piel, raza de dioses, fundiéndome otra vez
Al hilo de la cotidiana soledad.


Solo cenizas

No fueron mas que cenizas, gritaba
No era mas que tiempo esparcido en la arena
apenas cocida por su propio aroma,
acariciada por colores tenues que sin vida
alguna arrepentirían a cualquier alma en su camino.

No habría tierra tan húmeda en mi vida
hasta que mi fugaz tacto topase con ella,
Aquella que enriquecida de arrepentimientos mortales
Secó mis heridas hasta levantarlas con mis sobras.

No esperaría más que una brecha en la arena,
una brecha en el tiempo que ya no tenía...
pues lo regalaría al suelo en mi camino

Mis rotas telas borrarían mi esencia en la arena.

No habría respuestas, no habría evidencias del
Alma sobreviviente.
Así cederían el triunfo al tiempo que
heredaría las cenizas del suelo en el camino,
que dormiría solo con orgullo por la eternidad.

Fugaz

“Todo se hunde en la niebla del olvido
Pero cuando la niebla se despeja
El olvido esta lleno de memoria”

Mario Benedetti.


No soy esclavo de relojes de arena
Ni soy una página eterna en la memoria.
Soy él verso vago de la juventud
De la prosperidad ajena
Y aun así soy el recuerdo de muchos.

Tan solo soy el pasajero
La pieza eficaz del exilio
Del destino
El naufrago de esta historia

Tan fugaz como una estrella
En esto del destino
Pasando de planeta en planeta
Siendo solo un instante de luz
Abriéndose lugar en el olvido
Paseando en la memoria.

Y quizás allí debo permanecer para siempre
Entre el olvido y la memoria
Pues no importa si le niego,
El olvido está lleno de memoria.