CARMEN GÓMEZ MENÉNDEZ, España

INOLVIDABLE


Tan sólo nubes para recordate,
suaves como el pareo que rodea mi cintura,
gusano mimoso, metamorfosis...

Mi corazón es un kamikaze.

Recuerdo aquél japonés,
en la cafetería de la Facultad,
definición asexuada de Faraón...
"la fuerza está aquí",
y señalaba una mancha en medio de mi frente,
poducida por una quemadura...

Eres como mi mochila,
siempre detras,
pero soltando lastre...

Ahora, agua, pinos y uvas,
flores incas, color naranja
y naranjas en flor...

Y, yo te recuerdo, porque,
mi corazón es un kamikaze.

Explosión de vísceras,
acariciadas por mi pareo de seda.

Y mi pareo de seda es africano,
tiene atrapados leones, gacelas, tigres
y leopardos y cebras, panteras,
y algas, también algas...,
y ranas y lémures de ojos fosforescentes,
y tu no estás...

Y agua...

Un pareo de seda rodea mi cintura,
vendas para mi corazón que estalla conmigo,
porque,
mi corazón es un kamikaze,
hijo del sol naciente...


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COMIENZO
Tengo la boca amarga,
llena de verdad amarga,
verdad como el vino amargo,
amargo vino de odres viejos.

Tengo en la boca un cielo
plagado de estrellas,
y en la charca tibia de mi voz,
habitan sapos cancioneros,
que entonan serenatas de amor,
en las noches azules de lunas gordas.

Tengo la boca amarga,
llena de amarga verdad.

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OCURRIÓ UNA NOCHE DE JULIO


Tambores en la selva,
cantos ancestrales le llamaban desde lo más antiguo de su raza.

El negro animal,
rompiendo con sus garras heridas
las redes de una trampa mortal,
abrió su boca ensangrentada,
pidiendo, entre alaridos,
la danza iniciática.
..........

Me vistí de negro,
de negro para enterrar definitivamente la cordura,
para festejar su muerte con tacones y volantes.

Bailé,
dancé joven sobre su cuerpo apergaminado.

Copulando con la muerte a ritmo frenético,
en un orgasmo sin límites,
trituré sus huesos con mis pasos,
hasta convertirla en micras de materia que,
evaporándose,
impregnaban mi nueva estructura.

Cada movimiento teñía mis neuronas de rojo incandescente,
descargas eléctricas y fluorescentes,
generaban nuevos movimientos en un cuerpo que,
danzaba endemoniado por el círculo del aquelarre.

Cansada y aturdida,
bebía una y otra vez alucinógenos líquidos telúricos,
y volvía a lanzar mis cadenas que restallaban,
metal con metal,
en las esquinas carcelarias de mi pasado.

Mujer, loca,
loca mujer que se multiplicaba
en los espejos de su deseo.

Loca, mujer,
mujer loca, bola de fuego,
asteroide luminoso,
recorriendo el espacio interestelar del goce.

Silencio...,
un instante...,
tan sólo un momento eterno, milésima de tiempo :

una explosión universal en el contacto de dos cuerpos celestes,
surgiendo,
emergiendo poderosa de entre la nada-todo:

la totalidad,
te vi de blanco,

te vi de blanco y fue así que,
de blanco,
se vistió mi voz...

y mi voz habló

y mi voz también susurró, tembló y gritó...

............

Y el negro animal, envuelto en la sangre y el sudor de la danza,
muriendo en arcos de agua y reflejos de luz :

PARIÓ LA VIDA.


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