Vuelve a mí
sin saber cómo
ni por qué,
la facultad
de recordar otras vidas
me fue otorgada
aunque tú no puedas saberlo
aunque habites otro cuerpo
tu aura lo trasciende
tu silueta astral
te proyecta hacia mí…
te recordaba,
con otros ojos
no son esas las manos
que a las mías dieron calor,
no es ese el largo cabello que admiré,
ni esos los labios
que con su suavidad me premiaron,
pero es tu alma la que tras esos ojos está
eres tú
adormecida de amnesia plena
la que ese nombre
y ese lugar
ocupa…
eres tú
la que día tras día
solitaria
en esa perdida plaza
se sienta con un libro en sus manos
y lee, con fruición,
y vive, con intensidad;
amores pasados
que para sí quisiera…
este poema, que lees,
y que hallaste en tu libro
escondido,
yo, el que está en el otro banco
de la pequeña plaza
soy quien lo escribió
soy el que te espera…
el que te llama desde la Soledad
vuelve a mí…
somos nosotros,
aunque atrapados en otros cuerpos,
–otros, por siempre otros–,
los nuestros fueron aquellos que
juntos yacieron
en la lejana Troya…
recuerda Helena…
vuelve a mí,
soy tu Paris,
aquí y ahora,
por toda la eternidad…