senda
siento una punzada
certera pero en dónde?
en la piel sin freno
o en el hueso abierto?
será en la lengua que dice los días
o en la mano de cerrar las puertas?
quizá en el ojo insomne
que escucha la sombra del rayo?
hiere la cansina majestad del monte
la tediosa alegría del agua
el ávido esplendor de la fruta viva
en su asalto fugaz
hiere el cuerpo manso y la tierra ruda
dolor que nutre el alma y el camino
que dobla y dobla, tan sonoro
adentrando el silencio.