no dejas de frotarme
y ese versito es una vorágine un convoy que campanea temprano
podré ver las tres sílabas de tu nombre atravesando puertas
la mía
tiene facha de tejado tobogán deslizadero
cada otoño como éste sonrío así destornillándome
el refunfuño descabalgándome la ninfa mi ondina esa náyade
sibila
no canta
ni en árboles ni en la ciudad abajo
las palabras resultan foráneas
ausentumbre le dicen en medio de encrucijadas
donde se tensan y giran impúdicas raíces en virutas
como una exhalación rota una inhalación que raja
abierta
abanicada
y no importa si ves o no cada centímetro de mi abdomen
si ves o no el primer trozo de himen ni siquiera las once manchas
los huesos que nunca tuve para contemplarme
como quien contempla una bolsita de hachís
haciendo zumbidos dramatúrgicos porque inhumé órganos reales
desde el aplomo hasta el lenguaje plural
cómo contradecirte a este lado de la página
cuando mojas el dedo y frotas y frotas frotándome.