Víctor Hugo Tissera, Cañada de Gómez, Santa Fé, Argentina

PARIENDO SOLEDADES

Sólo la soledad
puede tocar el útero de la noche.
Es el momento en que gime el universo,
y se abren los muslos de jóvenes estrellas
pujando resplandores.
Detrás de cada brillo
se congregan los Elfos del abismo,
en un designio de oráculos y signos.
Toda la constelación
traza compases de conjuros
por angélicos jinetes,
mientras las sombras
lloran lágrimas que caen
sobre los muros vencidos de este mundo.
No obstante
siento que puedo tocarle los ojos a la noche
y me conmuevo.
Comprendo que he sido un solitario
entronizado en el acíbar de mi mismo.
Pero hoy despierto después de la ceguera
con la resurrección del sol
entre mis manos,
y compruebo que existe tanta luz
aún desde las sombras,
que no es humano vivir, pariendo soledades.