La casa donde nací, Jorge Humberto, Covina - Portugal

Donde yo nací, las casas estaban
apartadas, unas de las otras.

El suelo era de tierra golpeada

y hasta callaban las piedras,

urdidas en una cierta unión.

De las ventanas hacia afuera, los árboles hablaban
el dialecto de los montes en comunión.
Al perderlos de vista allá reclamaban,
ser ellos del sol, la divina protección.

Un gran hall de entrada y escaleras
suspendidas sin pasamano destacaban
la puerta, de ventanas entonces graduadas.

Y, de vuelta a casa, mi padre, de la serventia,
millares de alegrías, en nosotros culminaba,
y, en la vieja mesa, una gran risa nos atacaba.