Perfecto dolor - Raquel Fernández, Avellaneda, Buenos Aires, Argentina

A Camila



Un pájaro difuso abre sus alas,
cierra con siete llaves
la puerta de la tarde envejecida
y vuela hacia la noche que elabora,
con esforzado temple,
un inefable sendero de estrellas.


Un pájaro se pierde en ese cielo
donde el negro rezuma,
ignorante de brújulas atentas,
de precavidas rosas de los vientos,
de veletas y sabios giroscopios.


Un pájaro se interna en el misterio,
desovilla su canto hipnotizado
cuando el día recoge las cenizas
de las horas dispersas.


Un pájaro camina en la cornisa
de tu mirada leve,
se hamaca en tus pupilas cadenciosas,
y rueda por tu mejilla tibia
convertido en la lágrima que inaugura
en tu pequeña vida
el perfecto dolor
de estar enamorada