Absurdo - Amparo Carranza Vélez, Buenos Aires, Argentina

Absurdo, amar.
Absurdo, mirarme frente al espejo y hablar.
Como si el reflejo pudiera responderme.
O como si esa imagen invertida obedeciera.
Absurdo el existir.
Para solo recordar.
Absurdo el sentido del pecado sin saber qué es el mal.
Y más absurdo es tener un cuerpo si está vacío.
Me río de mi propio ser.
Me ridiculizo con estos miedos.
La vida pasa.
¡Sí y qué más!
¿Debo temer a la vejez?
¿Por qué?
¿Debo temer a la soledad?
¿Para qué?
Más insólito aún es amar un cuerpo.
Enardecerse por su presencia.
Ya que no puedo apagar el fuego de este corazón.
Que quema, que vive, que quema y quema.
Y respira en las brasas, insoportablemente irrisorias.
¿Para qué te deseo tanto?
Si has de partir siempre al final de cada encuentro.
¿Para qué nací mujer si no puedo serlo?
¿Para qué busco la sangre?
Si es una mancha roja de risa.
Que no devuelve nada.
Simplemente proporciona vida y fuego a este pecho loco
de desamor.
Absurdos son los labios que carcomen mi entraña.
Desvivida y desquiciada por ese ser de niebla.
Parecido a un payaso ignoto del tiempo y del existir.
Payaso de carne.
Pordiosero del espejo.
No sabes mirarme.
No sabes encontrar en mí, el hueco que abre al otro mundo.
No sabes siquiera, desempeñar tu número teatral dentro del circo.
El templo de la magia y el absurdo.
Entre malabares y entre bestias.
Es absurdo creerse vivo.