Déjame entrar a tu silencio
por la puerta del alma.
No usaré la llave.
No provocaré ruido.
No hablaré.
Sólo respiraré para vivir,
si respirar significa vida.
Tal vez haya un lugar
en tu silencio,
donde pueda sostener mi rebeldía.
No sé si soy, o he sido
la ilusión de un hombre,
sometido a rituales clandestinos.
He clausurado mis votos,
destapado mis estigmas
y exhalado sudores anónimos.
Estoy frente al exilio
de mi propia fortaleza,
por eso necesito entrar
a tu silencio,
para saber si aún existo
en las zonas redimidas
de tus pensamientos.