Suspendida del filo
de la noche
a ritmo de tango,
se quiebran las manos
por el sobrepeso del dolor
que tajea hondo,
y hace llorar.
Cuerpo demacrado
por la bebida trasnochada
que se emborrachó
de humo de cigarrillo
y por el picoteo en la cabeza
de ausencias insistentes.
Se derrumba agotado
al final del pasillo
de las penas.
de la noche
a ritmo de tango,
se quiebran las manos
por el sobrepeso del dolor
que tajea hondo,
y hace llorar.
Cuerpo demacrado
por la bebida trasnochada
que se emborrachó
de humo de cigarrillo
y por el picoteo en la cabeza
de ausencias insistentes.
Se derrumba agotado
al final del pasillo
de las penas.