Soy para tu
perro la peor amenaza
pero al menos cuando gritás abajo
salgo de la cama
y no cómo él que pone cara y espera
indulgencia.
Tu perro,
en apariencia, es muy dócil
pero yo lo vi mostrarme los dientes cuando te
vas a la cocina.
Sé que te
hace gracia que sus llorisqueos
entonen bossa cuando suena Elis,
aunque a mí también me queda la Luna al cuerpo
y puedo cantar si me emborracho.