Indecible.
Necesito
que me abracen
tres veces por semana
que escriban poemas en mis piernas
morir en un abrazo
de los que resucitan, al menos un instante
Necesito
un susurro exclusivo en la puerta de mi oído
que nombre el fármaco indecible
el que te espanta
cuando sin querer advertís la sobredosis.