Algo de la melancolía apura
los pasos tal vez
para que la tinta
se haga verso sobre los vientos.
Y es colombina esta noche
como salida de un tango
o de la tela despientándose
los detalles de musa
y llovizna sobre la acera.
Desde la fantasmal
garganta del barrio
se dice Boedo hasta la entraña
gris del papel. Acaso con la misma voz
habría hecho su queja Homero en las tormentas
mientras recortaba otro poema
contra la piel del sur;
esquinando su charco de luz
en el cartel.
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Sólo tengo el poema
y algún temblor de verdes
en la mirada para oscurecer
las horas. Y decir - te -
quiero
casi sin voz
desde el fondo
entintado
de sobremesa y lunas.
Nada pediré. Pero
contra alguna pared
tibios contornos
desdibujarán la noche.
Y seremos
nuestras manos
neblinando por los borde
de otra despedida.