Héctor Berenguer

La casa de arena


Gusto a sal en la boca,
principio y fin de todas las cosas.

Cuando el verano termine
el viento me tallará como a una duna.

Mi arrepentimiento es no terminar a tiempo
y que mis deseos permanezcan más allá de mí mismo.

Anoche tuve un extraño sueño…
podía ver pasar la vida como se da la mano o la espalda.

Las cosas cambian de sentido
y con ellas se detiene todo lo previsto.

Hay otro mar e irrumpe en sueños su larga travesía,
piedra horadada que recoges lo que el cielo desprecia.

Vulnerable es el hombre hecho a la altura de su luz.

Cuando era un niño
solía susurrar exigente el término del miedo
Ahora, cuando llamen por mí,
habré desaparecido

Amo este día porque todo se pierde.

El estar aquí nada más que por nada
cautivo y libre en un instante eterno.

Siento la vida extrañada como si fuera de otro.
¿Acaso no soy ya la sombra de mí mismo