ORACIÓN
Creo en la bendición de Ramón.
En el saludo del Zuzo.
Y en la mirada del cura en bicicleta.
Creo en Ramón el ciego.
En Zuzo que es gallego y zapatero.
Y en el cura que va y viene en bicicleta.
Creo en Ramón que en su voz santiagueña
me dice "que Dios lo bendiga",
cuando en la escalera de la estación
lo encuentro sentado en su puesto.
Con la palma abierta.
Creo en el Zuzo que es gallego y zapatero.
Y mientras espera clientes que no llegan
saluda como un vigía.
Como se saludaba a lo antiguo y a lo lejos
moviendo el brazo en 180 grados.
Confirmando que todavía estamos ahí
Para darle alguna persistencia al mundo.
Creo en el cura que va en bicicleta bajo sol
o lluvia, todos los días a la misma hora
con su mirada hundida de gringo obstinado.
Para dar misa a las internas del psiquiátrico.
Creo en el saludo del zapatero sin clientes.
En la bendición del mendigo ciego.
En la mirada sin padre
del cura bueno al que llamamos
-de pura costumbre- "Padre".
No creo en ninguna institución
que administre la palabra "Dios".