Desayuno
(…) en escalones como éste
palpo de armas mis ojeras –los bolsillos del camino-
y restauro las carcajadas que van conmigo desde siempre.
Tiempo de reír, decías, mientras juntábamos plazas de la mano.
Un seis de mayo –con menos frío- dimos vuelta los bancos
las hamacas la calesita sacudimos el pasto los susurros
y nos quedamos
con el asma a la intemperie.
El ahogo es la parada intermedia del abismo, supuse.
Para vivir desayuno escalones. Soy madrugada tenaz.
Vianda de los puertos (…)