Johan Adrián, Caracas, Venezuela

Contradicción


El árbol del dolor está seco.
Muertas sus ramas, sin frutas.
Asesina del dolor.
Tu sonrisa amplia, tu locura un pesticida
que consume hasta el vacío
infectas todo con tu viciosa alegría
matando mi oscuridad.
Ahora el campo se llena de tu canela,
esa que sale de tu piel al balancearte
y siembras júbilo sin darte cuenta
sin medir el alcance de tu peste gloriosa
creas un motivo
(hoy) borras la inspiración.
Tengo tantos versos en las yemas de mis dedos
dormidos por culpa tuya.
Estabilidad que me roba mi tristeza,
besos que me sedan, caricias que...
No sé.


Masivo


Todo alrededor, esférico, cilíndrico
aberrantes formas con tendencia
a asemejarse a las esferas y circunferencias.
Todo incompatible con este mundo
lleno de líneas rectas e infinitas.
Paralelogramos de placer,
trapecios de belleza.
Todo viscoso, informe y pesado
como la miel, el asfalto o el tiempo
indiferente y con ojos que no miran.
Todo lo inverso a esta gente graciosa
y fluida, que vive tras cristales incólumes
estos payasos del circo universal,
que con sólo sonreír o unir cuatro palabras
obtienen miradas cómplices y besos furtivos
Y yo, antítesis de los cánones orgiásticos
esperando entrar a los reinos geométricos
donde sé que yacen las riquezas ansiadas.
No metálicas, no pétreas, simplemente táctiles;
riquezas infinitas vedadas a aquellos,
que, como yo, estamos después de las líneas.
Aquellos a los que la tierra atrae
con fuerza inclemente y maldita.