HUGO PATUTO

Los bueyes cantan y la tarde madura
con ese limo sostenido por nubes, fotos
o la pausa del viento.
No querrán el placer del domingo
porque brilla como una flor seca;
tampoco el perdón que silba.
Irán a besar el remate de las figuras
contra lo que sucede
pacto ineludible.