Carlos Barbarito

Es momento de casa abierta, de aire limpio



Es momento de casa abierta, de aire limpio,

de sueño enfilado hacia Amberes, Abisinia,

la pulcra aventura con filo preciso,

de cuchillo o diamante; nítida ocasión

para el corte exacto, la herida dulce

que no sangra en el pie de toda criatura.

Yo mismo soy, ante la noticia,

mítico deslizamiento hasta lo ancho sumergido,

teatro sin tragedia, relámpago sin catástrofe,

uno más en el cortejo primero o último

que va de celeste a celeste sin dejar la tierra.

Te miro ahora desvestida y no te temo.

Desde arriba lo prometido se curva.

Lo que cae silba y lo que asciende sopla.

Sin saber todavía la medida exacta,

el peso exacto de lo que somos despojado de sombra,

de pasado inútil, de inútiles trabajos,

podemos, sí, por fin, ser casi semejantes

a lo que cuelga en el extremo de la rama,

rojo por fuera y blanco por dentro, maduro, el fruto.