Cristián Basso – Chile

Vuelta del temerario


Cómo estarás ahora
luego de roncarle al desafío
de la sangre muerta
que quieres morirte
a como dé lugar,
y otear el doblez del riesgo,
beber el interés y seducirlo
y de perderte en las gasas
del arrepentimiento,
de todo cuanto tuve en ti perdido,
incluso el vuelo de las promesas.
Cómo estarán de muertos los objetos:
la cafetera podrida, los vasos opacos,
la alfombra en su peste de alquitrán;
el suelo sin historia
como si nunca hubiésemos andado
esa Babel derrumbada
de tres dormitorios,
vellosa en la humedad.
Cómo estarás después de cada infame
que te mintió con besos,
haciéndote creer que tú engañabas.
Oye, engaña el paisaje al ojo,
la lluvia de verano,
el calendario a los números,
el mar doliéndose de orillas
y hasta la vida engaña.
Oye,
el único engaño
lo sabe la muerte.




Las tazas llenas de besos


Las tazas son los seres
más llenos de besos.
Llevan sus costados y sus bordes
llenos de besos guardados,
aunque sus muros de loza
no se abran amorosamente
para recibir mis labios.
Yo he besado más las tazas
que las mejillas transparentes
de los vasos.
Al poner mis labios en ellas,
recojo besos enterrados,
y me sumerjo, idilio adentro,
en los rincones de los jarros
para tocar a diario
sus enlozados bordes.
Últimamente
estoy besando sus figuras,
y veo con los ojos cerrados
de otro mundo...
¡Las tazas llenas de besos!




La lírica de la noche


Y se acaba en esta noche
la lírica de la noche:
un ventanal es todo lo que miro.
Las manos sosegadas de barrancos.
La radio, sin andar; yo, frente a un cerro.
El mundo de esta parte está dormido.
Me quiero en el latido de la bruma.
Está la noche entrando en su noche.
Me quiero aquí desnudo en la terraza,
mirándome estos pies que no son míos.
Adentro, ni llamadas ni ropas repartidas,
ni sábanas luciendo los restos de unos besos.
El mundo de esta parte está dormido.

Marco Antonio Domínguez - México

Esta noche no duermo


Esta noche no duermo.
Pronto será medianoche.
Y yo, atrapado por estas cuatro paredes
tendré que dormitar entre ecos de sirenas,
luces rojas intermitentes
y helicópteros en pleno vuelo.
Esta noche no duermo.
El abrir y cerrar de puertas me asfixia.
Víctima de un ambiente distorsionado
me acuesto en ciudades imperiosas
sin reconciliar el sueño
Esta noche no duermo.
No pudiendo luchar más contra mi estrella
muerto de amargura
me abrazo a una almohada corroída por el tiempo;
me cubro el rostro y me tapo los ojos para no ver y...
me aprieto las sienes para no pensar.
Esta noche no duermo.
Como títere me dejo
manipular por las cuerdas
de un titiritero anónimo,
que esta noche
como todas mis noches anteriores,
me ha robado el sueño.
Esta noche no duermo.




Abandono y espera


Una mañana de invierno
Vislumbrada toda por el alba
Inesperadamente
te fuiste tras el nuevo amanecer
Con la certeza de que algún día volverías
Angustiado me quedé
En el mismo sitio
en espera de tu regreso
Mas quiso el destino cruel
Que no volvieses nunca
Y que yo me quedase atrás
Al filo de una soledad tenebrosa
Habitada por aquellos que lo pierden todo
Por los que se desviven
En las tinieblas del desamor.

FERNANDO DENIS, COLOMBIA

UNICORNIO


Hay un mar detenido junto a la página gris
de San Juan de la Cruz,
hay un color violeta trenzando dos fuegos,
anudando los sueños del domador de serpientes,
hay una herida en el recuerdo del pájaro carpintero,
en la madera de sus violines,
hay un espejo en el fondo de un arroyo,
hay un sable ensangrentado, un jinete de bronce que llora
y una lágrima en la piel de un caballo,
hay una risa en un sótano,
hay un negro caracol que baja las escaleras de caracol
de un templo,
hay un ejército de salamandras esperando a los romanos
junto a la hoguera,
hay un cielo de octubre sobre una lluvia de marzo,
hay un cántaro en la noche lleno de rojas cigarras.
Y detrás de estas imágenes
te veo a ti desenredando tus cabellos
del cuerno del unicornio.




EL HEREDERO


Mientras hablo el lenguaje de los trece alfareros junto a tu puerta
para darte la vasija del agua que te bañe, el canto de barro y el amor,
mientras hablo el idioma de las siete reyes ansiosos
que me envían con sus cartas,
mientras transcribo las fórmulas de los cinco alquimistas que llenaron
mi bolsa de oro,
mientras soy el mensajero de los doce apóstoles que me envían
a traerte la palabra, el bálsamo del mundo,
yo soy el hijo del lenguaje y verás en tu palabra mi esplendor:
en el vivo y refulgente plumaje del ala del pájaro seré un color,
en la margen del rio de escarcha y de fuego seré una huella,
en el oro terso de la empuñadura de la espada seré el brillo,
en el espeso follaje del bosque donde alucina la mandrágora
y hiere el espino salvaje, seré el crepúsculo,
en la cadencia misteriosa de cada gesto tuyo seré la caricia.



VERANO *


Un cielo me habla de otro cielo,
una luz que corrige las horas,
los gritos de la roca del sacrificio,
alucinado pastor de sueños.
Atravesemos el huerto del ahorcado.
Despacio, es por aquí el camino al puerto
y a la nave.
Tus pasos resuenan en las islas.
Habrá otros azules,
otra forma de mentirles a los rojos espejos.
Con sal en los labios he de recitar cada minuto de tu huida,
cada parpadeo tuyo junto a los lagos,
cada asombro bajo la encendida cabellera,
bajo el tumulto de los bosques.
Al alba ya ladran los mastines de piedra,
graznan los cuervos polvorientos.
Quema todo tu oro en nuestra sangre, oh verano.



OTRA VERSIÓN DEL MAR


En los sitios donde la espuma teje su tela de araña, su manto azul,
su verdeante enciclopedia de luz y de sombra y de abismos,
el mar traza la geometría del agua,
y de su grave herida roja brota un crepúsculo manchado
de tierra y de cielo: gritan los acantilados de mármol, brama el mar
en el cuenco y en la palabra, en la luz de su tumba,
lima sus lenguas y sus dialectos de oro,
y su oro estremece mis días en la orilla, mi desesperada biografía de escribano,
mi cansada geografía de parajes anónimos,
de bosques y llanuras junto al violeta salvaje
donde deja sus huevos el pez leñador,
estremece mi tiempo alucinado de fabricante de relojes de arena,
los pájaros que llevo dentro en mi vida de árbol,
los nombres que llevo grabados para siempre
en mi vida de piedra.

Lucía Vindas - Cacao, Alajuela, Costa Rica

De lengua libre


Nunca fui partidaria de los números por imposición,
no apoyo las absurdas y pobres mayorías,
sólo sigo mis propias reglas
sin calorías en mi cabeza,
mis orgasmos no piden tallas,
la desnudez no me discrimina,
soy mujer porque vivo,
no porque me lo digan los tacones y la minifalda,
soy mujer de lengua libre
y artífice de mi conciencia.



Mujer al viento


A casi una cuarta del amanecer
todavía escondo juguetes carcomidos
por la polilla de la suficiencia,
todavía solloza mi niña dormida
las travesuras erróneas que creí
me harían despertar en pleno vuelo,
pero aún tengo tantos ocasos que responder,
todavía tanto para ser mujer,
mujer al viento como hoja,
que la vida me lleve a donde pueda ser.

Silvia Rodríguez Ares

Rumor de palomas


Hay un rumor
de palomas
que no puedo
traducir
por no infringir
el secreto
que sus alas
dibujaron
en las aguas
del estanque
del jardín
que yo escribí
para vivir.



Nacimiento


La palabra
nace
muda
abierta
ilimitada
y se asoma
al mundo
en busca
de ese nombre
que refleje
su sencilla
desnudez.


Mil pájaros


Nadie
creerá

que
mil
pájaros
huyeron
de tus
ojos

y se
incrustaron
en el
fondo
de la
noche

cuando
me
miraste

por
última
vez.



Ojos de alondra


Cayéndome
de a poco
sin apuro

miro el cielo
con los ojos
que me prestan
las alondras

y entonces
comprendo
el vuelo
de mis manos
que se agitan
en el aire

como queriendo
ir detrás
de la bandada
que se aleja
de mi cuerpo

y me deja
desojada
en la esquina
de una calle
por la que
debo seguir.

Ana Romano

DESCARTABLE


Arrastra
marginado
el cuerpo
La búsqueda
devuelve
miseria
El viento
entumece
¿Prosigue?
desnudo
Las ruedas pesan
e insiste
El hambre
traspasa su sombra
Sueña
con una frazada.



ESBOZO


Sobre la mesa
de un bar
apoyada
una taza blanca
de café
El aroma
acaricia la mirada
ausente
Las manos
aferran la ilusión.



FICCIÓN


Una lágrima suspendida
en el vértice
hasta que rueda
y cae sobre el papel
Esa mirada
en los ojos apagados
exhibe ausencias
Palabras desdibujadas
circulan
La poeta calla:
y la fantasía
Las estrofas se opacan
Fisurada la magia
ya no quedan espejos
Vacía
espera la muerte.

Carlos Adalberto Fernández - Argentina

Despidiéndose

Le cubrió el rostro con un pañuelo
luego de mirarlo largamente
retomando las miradas pasadas,
para no olvidarlo.
Tomó la pala y comenzó a taparlo
de a poquita tierra, para hacerlo largo.
Se estaba quedando sólo, despidiendo muertos;
regando retoños, hasta su despedida.
(Pues la jodida vida ya al hacer te va matando)
Sólo.
Cuidador de tumbas,
deshojador de recuerdos,
pastor de nostalgias.
Se le fueron yendo eternos amores,
amistades permanentes,
acuerdos durables.
Y en su alma otros cerrarían su puerta:
´Corrientes, el buzón, esa baldosa...
Ya no castillos ni torres, sólo naipes y alfileres
La última palada inició la despedida.
A pasos opacos se iba yendo.
Una luz en su hombro, lo llamaba
No te despidas -le dijo-,
las utopías no mueren.

Gregorio Riveros - Pampanito. Trujillo (Venezuela).

LOBOS



Dónde se esconden los viejos lobos.
En qué parte de mi piel.
Por qué son leves
los pálpitos.
Dónde está el amor.
Quién espanta tus labios
y tu pico de colibrí.
Dónde están
con sus colas de sol.
Traigan las cenizas.
Traigan el canto de los pájaros.
Devuelvan la suavidad del viento
y los besos que nunca te dí.
Dónde están los lobos
que devoran mi silencio
se comen esta soledad
se comen la noche
se comen el vacío
y beben mi tristeza
y pasan alegres
las jaurías.
Dejando cenizas
y rastros
de corazón.

Marisa Longarini

En blanco y negro quedaron las imágenes.
Como un país de catedrales
y con veredas sin palabras.

Ato a mi oído este silencio luminoso,
Camino errante entre las alamedas y aquel bosque.

Soy extranjera ya de tus memorias.
Mis ojos beben el azul
y con los dedos florecidos prendo
las sombras desgarradas del crepúsculo.
Devoro el frío de los amaneceres
entre las voces de estos muertos perdurables.

Dibujo en el fervor de unas calles desiguales
esta breve colina de mi risa,
esta nostalgia que le entrego a la ciega ventana
sin espera.

Graciela Wencelblat

SECUESTRO


Alguien secuestró la lluvia.
No hay nieve las flores no brotan.
Obstinada abro los ojos con fuerza
esperando el corazón de la tormenta.
Insisto en sobrevivir sentada
en la boca de mis sueños hasta que la
voz ronca del agua
caiga y arrastre mi pena.




Las cosas que no se olvidan
las amorosas detienen
las nubes la tormenta el frío
llamar a un amigo/a por su cumpleaños
que ni se lo esperaba
despertó en mí
desbordó en ella
ilusiones y recuerdos un instante de alegría.


desde graciela/no es un poema es una realidad que pasó hoy

Juan Pomponio

Tu cuerpo
mar abierto
flor de agua.

Refleja el beso eterno
entre la luna y el sol.

Lucía Gómez

Yo no quiero buscarte
aunque quiera y lo niegue,
porque sé que al hacerlo
se me desgrana el cielo
y la luz se me apaga.

En este mismo instante
las nubes aparecen...
Hay neblina y no veo el camino
y no sé si correr bajo la lluvia
O esperar a que escampe.

O salir a buscarte,
aunque mis pies se mojen
y el alma se haga trizas
en la búsqueda eterna.

René Dayre Abella

APOLOGIA DE LA LOCURA


Al loco de Arlés


Tu Silla, y tus Zapatos, Van Gogh,
me comunican laceria y abandono.

El derroche de amarillo en tus cuadros me seduce,
y me lleva a recorrer contigo las estrechas calles de Arlés.

Cómo deploro ese encuentro tuyo con Gaugin.

Y ese arrebato que te llevó a mutilarte un lóbulo
--que no una oreja –
me consterna.

¡Pobre Vincent cubriendo con su soledad
las paredes desnudas de un burdel!

Me aventuro a creer que compartiste con Gaugin la misma puta.
Aquella tal Rachel, que aceptó horrorizada como un regalo tu lóbulo,
envuelto en un pañuelo.

Y que pegaste un grito
cuando el amigo desleal se quiso largar a Tahití,
a pintar nativas robustas y tetudas.

¡Así es la vida, amigo! ¡Así es la vida!

Pero,
quién te iba a decir entonces,
que poco más de un siglo después,
un grupo de chicos españoles posmodernos
revivieran el mítico incidente
nombrándose a sí mismos para tu gloria:
“ La Oreja de Van Gogh “.




BALADA PARA UN SUICIDA

A Raúl, bailando entre silencios.

Hay palabras que acribillan el aire
y nos caen al fondo como pedradas.
La noticia de tu muerte, por ejemplo,
me dejó sin aliento.

¿Cómo está eso que te fuiste a bailar tu último acto
sin antes avisarnos?

¡Qué delgada es la línea que corta en dos, de cuajo,
los reinos del soy y del ya no soy definitivo!
Todavía te sueño ataviado como Nijinski
haciendo giros en la escena.

Y en uno de esos saltos empinados
te adentraste en ese mundo silencioso
arrastrando torres y canciones.

Tú y tus prisas, Raúl.
¿Acaso se te hizo tan difícil escribir por ejemplo:
“Me voy al Paraíso. Ya regreso”?




CANCIÓN DEL VIEJO ROPERO

A mamá, si viviera.


Junto a las enaguas dobladas sobre un estante
mi madre también doblaba su juventud marchita
hasta que su galán, mi padre,
la desposara después de haber cumplido los cuarenta.

Aquel viejo ropero
atesoraba recuerdos de juventud ,
las fotos en sepia de sus mejores amigas:
las Organero.
Mechones de cabello y hasta un diente de leche
que me arrancaron a tirones.

Las corbatas de mi padre.
Los pomos gigantes de Colonia 1800.
y hasta un viejo sombrero.

Luego vendrían las cosas más pequeñas;
una caja llenita de botones.
Un gallito de plástico con quien jugaba mi hermano
y mis primeros textos escolares.

En el cajón del medio, asomaban en fila los cosméticos;
colorete Tres Flores, un frasco de crema Hinds para sus manos
y un pote de crema para embadurnarse el rostro por las noches,
con la vaga esperanza de retener un poco de juventud.



SOLITUDE III

Para Ángel, mi hermano en el samsara.

Cuando la tarde se rompe entre sollozos
y los recuerdos vuelan como palomas
apareces tú, mi samsárica soledad.

Acompañando cada uno de mis pasos
en cada nueva vuelta de la noria.
En cada ir y venir por este mundo.

Obtuso, torpe, confundido,
apenas distingo lo bueno de lo malo,
y otra vez, tú, cantándome desde dentro:

“¡Qué lento es el camino de los remotos ríos!
¡Cómo pesan estos huesos mientras no llegan
a la perdida frontera de este viaje!”

Leopoldo Sánchez Arenas

Oliendo sus Claveles


Han salido claveles
que huelen a ella.

Percibo en el espacio
tantas emociones simultáneamente
pero hallo una imagen abismada,
la hallo en relieve mágica
se eclosiona le observo conservo su guiño
moja los retoños con pericia.

Acaso imaginaste sus capullos
poniendo en duda que los olerías de repente
inclusive hasta que secaran los pétalos
para mantener su permanencia hasta el último pulso de tu corazón.

Y si la quisieras ver
qué no harías por regresar para decirle
que no has dejado de oler
sus claveles para poder estar siempre consigo.

Rolando Revagliatti

¡Qué me van a hablar!


A Julio Sosa, Homero Expósito y Héctor Stamponi


Yo anduve siempre en abominaciones
¡qué me van a hablar de abominación!

Si ayer la abominé, qué importa...
¡qué importa si hoy no la abomino!

Era mi abominación, pero un día
se fue o entró, ya no recuerdo

Después rodé en mil abominaciones
con mi bagayo apabullante, incontrolable

de sapiencia.

Claudia Isabel Lonfat

Fotografía


Ella sonríe
Todavía quedan restos
de su antigua inocencia
Quizás
en esa manera
espontánea/ casual
que tiene el pelo
al volarse
frente a una brisa inesperada.
O tal vez
es su sonrisa perlada
provocadora de incendios
la misma que transpone
el leve rubor salvaje
de sus mejillas.
Ella sonríe
nada es
lo que parece ser
Se abolió la crueldad virgen
en un rictus/
un movimiento imperceptible
del pelo al viento
en el instante eterno de la foto.



Me amaba


Él
me amaba.
Amaba
mi risa
en las mañanas,
el aleteo tenue
de mis pestañas
bajo sus dedos.
Amaba
el fuego silencioso
de mi piel
en aterciopeladas caricias
apretadas
o punzantes
como puñales.
Si
él amaba
las concavidades
sinuosas
de mi cuerpo,
el poder
de mi pubis
oprimiendo su sexo.
Amaba
el coito libre
de vanas
y obscenas
ceremonias
dentro de palabras.

Me amaba
como la noche
ama al día,
antes de mutilarlo
salpicándole estrellas.



Reencarnación


“Quiero que seas ante la muerte
el único poema que se escriba en la tierra”
Jorge Gaitán Durán


A Puny Atman
Quiero
adornarte de hojas secas
y perfumar con aire de montaña
el espacio
Clavar mis manos en tu tierra
desgarrar las tinieblas/
traerte
como árbol
raíz/
o pájaro
ser insecto
larva o gusano
lo que deba ser

Quiero escuchar
tu carcajada traviesa
de viento
y que la brisa
me bese en la boca
acariciar
tus pétalos
beber
de tus aguas
reconocerte
en cada bocanada
de aire
que me penetra

SAMUEL LITO LIJOVITZKY

MIEDOS



Miedo, por la mañana al abrir los ojos y encontrarme solo
miedo, de ver reflejado al mirarme al espejo un rostro más viejo
Miedo, de vestir con ropas que me hacen sentir que soy de otra era
Miedo, de ingerir alimentos capaces de hacerme morir al momento
Miedo, de que algo me pase al salir a la calle sin darme yo cuenta
Miedo, de encontrarme con gente que ya no me quiera
Miedo, de que se me rían de mi apariencia y mis pensamientos
Miedo, de dar todo lo mío y no ser correspondido
Miedo, de mirar a los ojos y no encontrar en ellos ninguna respuesta
miedo, de mis pensamientos, de mis desventuras y mis desengaños
Miedo, de terminar mi vida perdido y odiado por ser negativo
Miedo, de decir palabras que hieran y ataquen a quién es mi amigo
Miedo, de sentir amor, de pedir perdón y de decir "TE QUIERO"
Miedo, de besos y abrazos, de abrir mi mente y ser realista
Miedo, de no confiar en aquel que me quiere y me tiende una mano
Miedo
De tener MIEDO
De no saber vencerlo
Y terminar destruído.

Sonia Del Papa Ferraro-Argentina

BARAJA



Qué me espera en el reverso
de las cartas que barajo?
Acaso una mordedura suave
entre los arcanos,
que talle un destino,
afile contornos,
prepare la espada
para la próxima cruzada.
No sucumbiré como la torre,
bajo el encierro gris
de este chador nefasto,
ni bajo las piedras lastimosas
que arrojan aquellos que se creen inocentes.
Aun con los ojos descubiertos
no ven más allá de angulosas narices
como cegados por velos.
Sacaré las cortinas de la casa,
tiraré el burka por el suelo.
Derribaré máscaras
de supuestos castos e intachables.
Barajaré el naipe completo
de los días que restan.
Convocaré al Loco, al Mundo,
a la sacerdotisa, a las musas.
Desnudas de antifaces y vestidos
se abrirán los telones para siempre.

Luis L3mos-Perú

Te anhelo



¿Por qué hablas de la muerte?...
dolorosa
Sí el jardín de tu cuerpo
reverdece
y tus ramas amorosas
aún ofrecen
al paseante que te admira
bellas rosas.

Aquel hombre que ha partido
no te amaba,
se fue raudo entre las sombras
escondido,
no merece que le implores
y lo nombres,
su recuerdo que se pierda
en el olvido.

Quiero ser el sol que alumbre
de nuevo tus madrugadas,
el fresco río
que corra
por tus montes y quebradas,
borrando del campo a besos
las huellas de otras pisadas.

Quiero bañarte en las aguas
que fluyen de mis entrañas,
ser tu amante,
ser tu esclavo,
el dueño de tus miradas.

Que cuando veas tu rostro
en el espejo
de mi alma,
puedas ver en su reflejo
sonrientes nuestras dos caras.

Susan Urich, Venezuela

quicemenosuno



La primera piedra anclada

a un tendón de la memoria

tiene una voz negra

que se arruga la camisa

esperando un silencio

que suene a palabra

estrellándose

contra el cielo interno

de un párpado




quinceyuncuarto



¡Asombro!

No es mía el hambre

que muerde mi estómago

pertenece a la daga de plumas

que ante mis ojos

rasgando la piel del aire

arroja la muerte

sobre su presa



quince



Tumbarme boca arriba
boca abierta

Trazar una línea recta
entre las pupilas
y un enjambre de nubes

andar un poco
zapatos nada

ir al centro de la corriente

donde el viento me esquiva

para seguir su camino.



quinceymedio



Sólo me queda

la palabra herida

el cuervo rojo
de amarilla pupila

la flor silvestre, trasnochada

y la mano abierta, extendida
que he sembrado

en la piel de un viejo árbol.

Luis Concha Henríquez - Chile

ALLÁ



Allá conocí el hambre
tuve sed de justicia
embadurné palabras inmediatas
por proclamas rurales
clandestinas.

Allá, se me hizo tarde ser pequeño
aprendiz de los cisnes
fieles
limpios.
Hablaba en jerigonza pueblerina
abasteciendo redes sin bahías.

Allá, como en lo tuyo,
nos bramaron,
nos sacudieron todo lo que hicimos
que así encontraron las llaves de mi reino,
mis libros, mis amigos, la asamblea.

Allá no huía el viento por oírnos
sencillamente se iba cerro abajo candombeando
para volver silvestre,
como herido de muerte,
el viento solo sabe donde estaban.

Allá yo vivo solo por costumbre
por mantener intactas mis ideas
y acaso fue por eso
que destilé en tus manos
aquel miedo espectral de mis razones.

"Contame de tus manos de pebeta "
tan solo por contar
mira tus dedos
"decime cuantos son los días viernes"
en torno a la cintura, a flor de tango.

Que allá
por ser quien "sos" a toda hora,
emana tu volcán
los viejos dioses:
Discépolo, Gardel, Natalio Tursi.

Allá
"donde humedeces tus paisajes"
con ese amor de lerdo firmamento,
vidrio esencial que crece el arcoíris,
tu tango,
tus palabras,
toda esencia,
de hembra primordial sin cambalache.

Merytxell Carles

MADRE



Es cálido el paraíso
que refresca mi contacto en la Tierra.
Soy el regalo que recibes, Madre.
Tus cabellos son los árboles,
se enredan en tus vestiduras de atmósfera
mostrándome quién eres!
Ojos son lagunas
rocías a miles de olfatos.
Cuidas…
Muchos somos tus hijos, muchos tus ombligos
rodeados de vellos vírgenes plantados por el Padre.
Caminados por nosotros, los hombres,
senos de hielo blanco
nos nutren al derretirse
en agua y sudan Aire.
Corazones de Agua son tus yernos, mis hermanos
sangran, mojan como tú y humedecen la tierra
que es carne de tus intimidades.
Hueles a semilla germinándose en tu cuerpo,
amas a través de la transformación
del Fuego en amor
y bombea
y me das luz de hoy en adelante.

Francisca Huppertz, Tulum México

IMPACTO POETICO



Las letras forman las palabras,
Las palabras forman las frases,
Las frases impregnan nuestro ser
Con imágenes increíbles de nuestra infancia,
De nuestras experiencias, de nuestro vivido….
Y se forman entonces todas las nubes
Que nos hacen reaccionar, preocupar
O nos dan alas!!!

La poesía no es un remedio,
Una receta de abuela para sentirse bien.
La poesía es la esencia de nuestro ser.
Es redescubrir el porqué de nuestra pérdida de memoria
Renacer otra vez en el mismo cuerpo,
Aunque este cuerpo fue perturbado, traicionado, violado…
La poesía es reconocer que somos más que un cuerpo “material”
y este trabajo incumbe a cada uno.
Seguro nos podemos ayudar
Pero el trabajo verdadero se hace en silencio
En el silencio de nuestro corazón individual
Para que la luz dibuja el camino tan buscado…

David Antonio Sorbille

A SILVIA

(de “Las Huellas del Silencio”, Ed. 3+1, 1999)



La vida renace en el momento de la pena
los recuerdos se desnudan impiadosos
la memoria denuncia el sacrilegio del olvido
las huellas se alimentan del silencio
la justicia clama otra vez en el desierto
las palabras se nutren de obligadas ausencias
la historia acecha entre promesas y traiciones
en el estéril simulacro de banderas perdidas
y sin embargo el asombro y tu perfume
el tiempo errante y las nubes de otoño
la poesía que llena tus manos de ilusiones
el mundo en tu rostro de maravilla luciente
la esperanza en el umbral de nuestro hallazgo
los caminos que se abren sin fantasmas
el alba encendida en tus ojos
nuestros hijos como semillas definitivas
y el amor sin pausas ni abismos
como albores de un sueño infinito





EL TIEMPO INMÓVIL
(de "Tríptico en Kappa", Ed. 3+l, 2000)



El tiempo inmóvil
en la noche furtiva
la abstracción posible
el presente y el futuro
la belleza instantánea
la fragilidad de los silencios
en un mundo que se quiebra
y se rehace incesantemente
en un éxtasis tempestuoso y febril



A Armando Tejada Gómez

(de “Ofrenda Lírica”, Ed. 3+1, 2003)



Es cierto que nunca te fuiste
sólo tomaste de prestado
el último peldaño que lleva al cielo
y ahora caminas
de nuevo entre nosotros
alterando el orden
de lo injusto
silbando la canción
del alma libre
haciendo que la pausa
de nuestra furia cotidiana
se transforme en ternura
y entonces atrevernos
a rescatar la flor
que tu poesía nos legó
porque sí un verso
dice lo que somos
se debe a que la semilla
tuvo el destino final
de los que como tú
abrieron las puertas de la vida
y llevan un niño en la mirada





A JUAN GELMAN

(de "Señales de vida", Ed.3+1, 2003)



Él dijo que algún día la belleza vendrá
y cantó a los hijos negados de la historia
continuó lanzando versos ante el odio
creó poesía desde las ruinas de la poesía
prologó las batallas en poemas de Urondo
se afirmó en la memoria contra el sufrimiento
fue más que un grito solitario
alimentó de rocío nuestros olvidos
reunió en papeles los pedazos de un país
fue la casa en la soledad y el ostracismo
renovó la luz donde la sombra se acostó
abrazó el silencio desde la identidad
transformó los vientos en armas de coraje
tradujo la ira en la noche del mundo
fue otra vez la mañana en la ciudad despojada
el hombre de carne y metáforas y huesos
testigo viviente de un tiempo de tragedia
que nos enseña a ser dignos aun después de la muerte
hermano mayor en el largo camino
poeta de nuestras caídas y resurrecciones
que nos alienta desde el fondo del espejo
y será la belleza y vendrá por nosotros

Pedro Vergara Meersohn

Tu belleza
mujer
es la claridad
del alba.
La calma
de tus ojos
y tu pecho
cargado
de esperanzas.
No hay luz,
más luz que la tuya,
que todo
iluminas
con tu sonrisa
franca.
Tu belleza
mujer
es la pureza
de tu alma.

Jesus Albo

INTIMOS SECRETOS:


Cuando soñamos en deseos ardientes,
y despertamos del amor hondos sentidos,
hablamos de lo íntimo, y las corrientes
nos llenan con el fuego en nuestros nidos.

Vibramos en el furor de las palabras
que secan nuestras voces en su aliento,
mientras las ansias se agitan como cabras,
corriendo en las praderas contra el viento.

Se siente el calor que da el infierno,
se quiere remontar grande distancia,
se vuelve la palabra algo tierno,
se derrama en lo intimo, fragancia.

Después la soledad gran compañera
nos llega a acompañar en desafío,
pero ella, la amada dulce espera,
así en la lejanía muere el hastió.

Besos que van y vienen exquisitos,
dedos viajan en éter temblorosos,
almas que se entregan en pasitos,
orgasmos de ensueños dan reposos.

Pero así son los íntimos secretos
que se forman en el alma desafiantes,
se guardan con ternura en amuletos,
cosas que en distancia, son de amantes.

EMILIO PABLO

HAY UN MUNDO POR AHÍ



Hay un mundo por ahí,
Donde yo, no iré ni en fotos;
Pues que la suerte es de otros,
Más poco me importa a mí;
Desde el día en que nací,
Sé que soy... todo este poco...

Algo poeta; algo loco;
De la guitarra prendado;
Ya vivo muy bien pagado,
Con un poquito de amor;
Pasa que me quejo, yo,
Porque me toca muy poco.

Con mi presencia provoco,
Risas que son estampida;
Cual si mi facha, tan linda
Fuese un motivo feliz;
Chueco, petiso, ay, de mí;
Y mi excesiva barriga.

Ya sin que nada les diga,
Comienzan con el codeo;
Y aunque no diga algo bueno,
Ya en mi forma de decir;
Les basta para reír,
Lo mismo que unos posesos...

Por agenciarme unos pesos,
Entono cosas que piden;
y al sentir como se ríen
sé que hago al mundo feliz;
más, después, pobre ay, de mí,
nadie oye mis lamentos.

La soledad con sus besos
Me espera allá en mi casa;
La pobrecita covacha
Donde arremango mis versos;
Y aunque cuente muchos pesos,
Vence el vacío del alma.

¡Sí que le hago a la guitarra...
y a las gárgaras de alcohol;
pero para mí no hay un sol,
por más que me prenda el alba;
¡y no sé¡...a mis mañanas
me las adorna el dolor.


¡Sí¡ Una vez tuve un amor¡
¡Vaya tiempos de bonanza¡...
Sé que tenía esperanzas
Y cantando era el mejor;
Pero... se me fue esa flor,
Y ella, se me llevó el alma.

Aquellos que me rodeaban,
Cuando les daba alimento;
Pues, se fueron... con el viento
Que llevó tanto de mí;
Y hoy, con mi pelo ya gris,
Me dicen que son inventos

Gregorio Riveros - Pampanito. Trujillo (Venezuela).

LLUVIA



Somos pequeñas gotas de agua
de líneas verticales
y húmedas escaleras del cielo
de lágrimas ahogadas en las neuronas
de plumajes espesos
que no soportan aleteos sin retornos
que descienden suicidas en pequeños vagones
que silenciosas se juntan tomadas de las manos
y que cantan por el camino para espantar el frío
sin importar que sus vestidos sean de barro
sin importar que la tierra muerda sus pupilas
y se trague las plumas del vuelo
y las huellas sean noches de intensa oscuridad
y las voces tiemblen de miedo
y se mueran de sed y cansancio
tostadas por el sol
y que más tarde suban al cielo
con el vientre reventado de partos grandes
de pequeñas gotas
que vuelven y bajan apresuradas
a correr por el río
en diminutas voces
que se oyen
en el mar.

Catalina Zentner - Argentina-

De tu abrazo perdido


Extravié la manera de abrazarte
en no sé que lejanas, olvidadas comarcas.
Jorge Delbravo


Se me perdió tu abrazo en el cielo grisáceo,
funesta madrugada de un febrero infecundo.

Queda un surco y vestigios,
fuente de resplandores ausentes como el llanto
que reduce a cenizas restos de íntimo fuego.

Amores tardíos senderos intrincados,
reparador atisbo, exhalación de auroras,
laberinto de espuma que mi dolor esconde.

Al perderse tu abrazo me condené al calvario,
ese sitio difuso, imprevisto, siniestro,
donde purgo la culpa de quererte conmigo.

He perdido tu abrazo en el umbroso bosque
de espectros taciturnos y árboles recortados
por la furia del viento.

Cuesta reconocerme sin el lazo de nubes
y el bálsamo de especias que contuvo mi herida
cuando el sol se ausentaba.

El invierno está cerca, la plaza solitaria,
Es noche y se ha dormido la rosa de los vientos.


Marzo de 2010, sin tu presencia.


Partiré hacia la tierra donde todo es olvido
donde nadie reclame área de pertenencia
allí la luna estrena vestido de esponsales
aguardando los pasos del amante discreto

Sin otros abalorios que una estrella amarilla
como una antigua estampa cuarteada por el tiempo
estrujaré el pañuelo que sabe de mis lágrimas
dejando tras mis pasos azucenas vivaces.

¿Habrá luz que conduzca al sitio prometido?
¿Puerto de evocaciones
guillotina de nardos
ascensiones extrañas
rituales exquisitos?

Hay misterio
en el aire flotan presentimientos
el aire no traiciona
es puro y trae aromas frutales
y me envuelve
con mantilla de nubes.

Lunes de flores blancas
húmedas de tristeza.


MIRAR LA VIDA…

Esta alma mía
en medio del mar se sintió muy sola:
tan sola que ni el mismo Dios parecía
estar entre las olas.
(Samuel Taylor Coleridge)

Mirar la vida,
así como al descuido,
desde afuera.

Entornar las persianas
para que el sol no dañe las pupilas
cansadas de volar sin rumbo fijo,
perdidas en equívoco horizonte.

Vida que no me llamas
ni siquiera me tientan tus reflejos
ni faros engañosos en tus islas.

El espacio que habito,
madriguera guardiana de secretos,
vacío donde el alma navegante
peregrina buscando a Coleridge
liberador del peso del albatros.

Mirar la vida,
hasta cuando resista tanto lastre.
(El mar gritando ausencias me reclama).




Vivo con eso.
Con la amarga costumbre de extrañarte
de sentir el vacío a mi costado
presa de azul centella
congelada
la imagen que persigo en la vigilia.

Aprendí a ser la sombra de una sombra
que resiste
se esconde
y eterniza
más allá de la gloria y la ventura
más cerca del abrazo de la muerte.

Vivir es transcurrir mientras los días
me trasladan
autómata y precaria
hacia donde los pasos me conduzcan
apoyada mi mano en el vacío
gélido
minucioso
despiadado.

(En tanto llueve y llueve y el silencio
se refugia en las páginas de un libro).

Jorge Dipré

DIAS EXTRAÑOS

Miro al cielo en la noche
mientras la voz de Juliette Lewis me llega desde un rincón,
es un cielo oscuro y gelatinoso.
Algunas imágenes crean fantasmas contra las paredes del cuarto
y el reflejo en el vidrio de la ventana nos engaña.
Estamos todos, sin embargo, logro estar solo.


El día, o el mar, ha sido extraño y ahora, como la borra de un café
sedimenta y dibuja inquietantes nexos.
Dentro de poco habrán pasado diez años
de esa bisagra que sería el año 2000
el fin de los tiempos
el inicio de un mundo nuevo
el apocalipsis
el caos de la información
el eclipse de todos los idiomas
la fiesta y la guerra del mundo.


¿Dónde estaba yo el segundo en que el milenio dejó de ser?
¿Con quién? ¿Quién me amaba y en qué idioma?
¿El cielo estaba incendiado o era un lago muerto, sin estrellas como esta noche?
No lo recuerdo.
No recuerdo absolutamente nada de ese instante
que esperamos como algo trascendente.
Los astros se caerían, los misterios develarían sus claves
los cuerpos sin voluntad entrarían en el frenesí de la orgía universal


El mundo siguió rodando miserias y grandezas
el sol todavía está allí, las estrellas apenas un poco más opacas
la esperanza estrujada
el hambre como una herencia
la magia, la magia, de a poco se fue empaquetando
la vendimos en cuotas sin muchos intereses.
Otras catástrofes son anunciadas todos los días
y la vida continua.


Juliette me seduce desde la pantalla
con un mohín aniñado.
La siento desnuda, restregándome la piel de su vientre plano
esa piel lisa como un vidrio tibio.
La ventana me protege de la oscuridad del cielo
donde imagino el estallido de un hongo multicolor.


El mar es un murmullo de gente que enloquece.

Andrés Norman Castro A - El Salvador

La creación


Al quinto día
Dios despertó con un té,
y mirando a su alrededor
bebió de su taza
y dijo para sí:
“no más de lo mismo”
y el quinto se hizo sexto.

Despertóse temprano
-Dios por supuesto-
y miró su obra
meditabundo.

Antes del ángelus
cosiendo cerrados
sus ojos y boca,
Él pensó “¿y hoy qué hice?”



Unicidad


Cuando salgo de lo común,
me tomo una Sprite,
y me siento
el ultimo Marlboro en Mariona*.



*Mariona es el sobrenombre del Penitenciaría Central La Esperanza; una de las cárceles más emblemáticas de El Salvador.




Exilio


Jamás voy a volver.

No quiero presenciar la muerte de la imaginación,
la de mi padre,
ni la desesperación que desgarró
las paredes donde habitaban las golondrinas.

Tampoco quiero ser testigo
de la conversión de mi madre en arbusto,
solo para encontrar un rinoceronte
-unicornio verdadero-
pastando detrás de ella,
esperando ser montado a mi regreso.

Jamás voy a volver.



Línea final



Once muertos
trece cruces en la curva
sólo nueve estadísticas
y Dios sigue disfrutando
de las cosas pequeñas.

Ideas desparramadas
fotos urbanas
carne roja término medio
sangre de hormiga
recorren mis venas.

Conozco el silencio
de las oscuras cifras
que pintan de rojo la consciencia
pero de noche
telefoneo a Dios a su móvil.

El gran ausente

Viendo un anuncio publicitario…



Dios se ha levantado
de su silla.
Se ha dormido por falta de cafeína.

Lo sé
por que olvidó
(en lo alto del tejado de un hotel)
su taza de café.

Si no
¿qué otra excusa tendría para haberse ido?



Amanecer


El volar y el cantar de los pájaros
me han dicho
que de tirarte al cielo,
ahí donde ellos,
te convertirías en amanecer.



Prognosis Negativa
Asimilando a Nataly Olguín…


En la cocina
mientras cortaba zanahoria
se acercó por detrás
mi amor platónico
y me besó el cuello.

Me di la vuelta
y le clavé el cuchillo
en el pecho.
entonces sonó el timbre,
era mi amante.



Polaroids del final



Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

Dios ha tomado la forma de una vieja pedigüeña
a quien no le interesa saber más de
creaciones, canticos o alabanzas;
Solo pide nuestra misericordia.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

Los pechos de las prostitutas callejeras
son fuentes del más fino Malbec
con el que han de bautizar los pájaros
que cantan mientras nos precipitamos al abismo.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

He llamado a mi amor platónico
-misma que acuchille en una noche de Prognosis negativa-
pero he descubierto que ya no es ella, sino él
y que murió de un infarto en el útero
mientras yo le escribía poemas de amor.
Se fue el nombre que tallaría en mi epitafio.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

El maldito tiempo resiste el fin.
Las agujas del reloj no adelgazan
aunque solo el canto de pájaros se escucha ya.
El cuervo es barítono en el coro.

Faltan dos minutos
para el fin del mundo.

Alba Estrella Gutiérrez - Argentina

duelo infinito
luz vertical
solos de ausencia
solos
en esta noche
de silencio perpetuo
el dolor sueña los ojos
los ángeles del alba duermen
un insomnio de pérdida
en esta noche
sólo los huesos entierran

sus mutiladas lágrimas

Belén Vecchi - Olavarría, Prov. de Buenos Aires, Argentina

POEMA


“…Aprenderé a dormir en la memoria de un muro,
en la respiración de un animal que sueña”.

Alejandra Pizarnik.


Todo el invierno
en los bolsillos
Las rodillas violetas
llenas de niebla
llenas de Amor.

Todo el verano
todo el amor
en la garganta...
Latiendo
como laten los ojos de las flores.

Pablo Martínez Burkett

ACASO UNAS CARTAS VIEJAS


Desde unas cartas viejas
tu letra minuciosa te recuerda
y me delata, olvidado espejo
el tiempo pasado,
las fatigosas esperanzas,
los sueños extraviados.
No queda otra memoria
que consiga justificar
este deshojado vacío.
Y al final, el ahogo postrero
y la sonrisa amarga,
Esta indigente soledad
Que se parece demasiado a la angustia
Acaso, tal vez
Ya no sea capaz de amar.



COSTAS DEL CANGREJO



Eterna diatriba:
sonoras olas aquí,
adamantinas arenas allá.
y un cangrejo que observa.
EL ESPEJO
Nada es lo que parece.
Pensaba que creía,
creía que pensaba.
Vana ilusión.
Eran mis sueños
reflejándose en el tiempo.



GENESIS


Asombro primero
Frontera insoluble
No descansa la idea peregrina
¿Eras tú que me esperabas
o yo te salí a buscar?



PARAMO


Silencio,
marmórea soledad.
Murmullos apenas adivinados,
la voz baja de tu mirar

FÉNIX


Rojo intenso,
cosmogonía grotesca
¿Es el viento que arrasa
o mi alma que tirita?
Fénix.
Sólo eso.



COROLARIO


Avanza la historia,
se confunde la vida.
Algunas veces soy yo mismo.
Otras, me suplanta mi sombra.
Avanza la historia.



IGNORANCIA ESENCIAL


La noche,
repleta de silencios,
preñada de sonidos,
estrena una inevitable
luna amarilla
Desde las sombras
un gato,
mirada de diamante
no comprende azorado
el renovado milagro
del Cielo reflejado en la Tierra.
Mira a la luna gorda
en una charca cualquiera.
Lento, sin prisa
Eleva su fabulosa cabeza.
La luna
lo aguarda, orgullosa.
Adivino un estremecimiento.
Quizás intenta entender.
El cielo, la luna,
la tierra, una charca cualquiera.
Quizás intenta entender.
¿Cómo pudiera?
Ni siquiera sabe tu nombre.



SONETO A LAS COSAS PERDIDAS


Tú que has visto el sol y la quebrada
y que has ganado el laurel de los redobles.
Tú que acuñas el sonido de la nada
Y que de acero verbo forjas tus mandobles
Tú que burlas el osco pensamiento,
y que rubricas tropos de esmeril filosofía.
Tú que eludes fatigar el sentimiento,
y que del pagano cielo alumbras teogonía
Tú que ahogas el inaudible destrozo
que te abisma la sangre, hiperbólico
tú que ignoras la piedad del sollozo
Tú que fuiste la manzana del Huerto
tú que eres ya un tambor melancólico
tú que no sabes. Tú que estás muerto.

Salvador Pliego - México

El marinero y su mar



¿Cómo?
¿Dónde tocarte?
A ti, mar.
¿En qué movilidad?
¿En qué instante y desvarío?
Eres otro y eres tú.
Sobrepasas al péndulo y las violetas.
Te eriges en crisálida y manoseas.
Corrompes la escultura
y en un santiamén sustituyes su elegancia.

¿Cómo ondearte y cómo contemplarte?
Mar, mar inmenso, mar…
Abres el mundo a la transparencia,
a la territorialidad, a la hermosura,
a la magnanimidad de los latidos,
a la demanda de los vírgenes deseos,
a la sobrevivencia de las copas.

Bajo tu humedad y tus estelas
se abre el mundo y el salitre,
y danzan, incontenibles, las alas de tus olas.

Impávido y soñador, ¿cómo tocarte?
¿cómo mirarte?
Déjame soñarte con la lluvia
que hincha a la vela
y con sus barbas mojadas huye
o se integra a la borrasca.
Déjame acariciarte,
y mudo, silencioso,
con la boca llena de sorpresas,
con la lengua conmocionada hasta la altura,
hablarte en las orillas;
pronunciarte desde mi barca llena de ilusiones
a tus branquias favoritas,
a tus aletas dorsales diamantinas.
¡Cómo voy a tocarte con mis manos
si un día miré tu rostro mar adentro!

Y el olor a la rosa sigilosa vino entonces:
a cervatos en la tierra,
galopantes…
mar adentro…
galopando.

¡No me despiertes nunca, mar!
Yo sueño en ti mis sueños
y al buque náufrago silbando:
esas sagradas proas
de un océano en movimiento
que fueron por las olas
buscando mil miradas,
que fueron tras las rosas
de espinas ya embarcadas.
Mil miradas todas,
mil miradas juntas…
mil rosas sacudidas
y luego embarcadas.

Y tus cuevas subterráneas,
¡ah, rosas inmortales!,
azules como el ave,
aperladas y moluscas;
seres perpetuos como las sombras
engullendo y poseyendo:
mil miradas eran,
mil buques con aletas.

¡No me despiertes nunca!
Yo voy a tocarte en el silencio puro.
Voy a sentirte en mi entereza
y navegar un día
donde nadie anduvo o pudo,
donde sólo el agua anegó el sino;
cantarte con las manos,
con la pluma fascinada,
como un loco sin mesura,
sin límite en los ojos,
extasiado y lavado en el líquido
universal de tu pureza.

¡No me despiertes ya más nunca!
¡Déjame mudo y silencioso!...
¡Ah, olas inmortales!

Juan Carlos Luis Rojas

Oscuridad



En las venas de mi sien
/aletea/
el rito prolongado de nuestros ojos.
Ojos que vuelan una vez tras otra
rayando en las caricias/
sublimando acentos
en las preguntas infinitas.
Túneles inquietos.
Túneles que se ensamblan
en cópulas de pasión
vertiginosas tímidas
dulces desesperadas.

Esta vaina oscura/
Oscura de dichas/
Oscura de cantos silenciosos/
Oscura del amor
que discurre en las calles...
Se abre a veces
/se rompe/
vertiendo del espíritu
irisada simiente.

Eternidad del dolor
escapando al bálsamo/
Escapando a la sed de las heridas/
Escapando/
hacia la curación final de la nada.
Adolecer que hierve adolescente
en el perpetuo tiempo
de las manos combativas/

Incansable candor candente del pecho...
Luego discordias
entre aurículas y ventrículos.
Mientras tanto el sol azulino
une a las almas con la negrura del día.
Y no se encuentran/
no se abrazan
ni piel
ni aliento
ni suspiros.

La oscuridad nos baña
a plena luz del sol.

¿Cuándo caerá su áspero pigmento
como nieve derretida?...
¡Cuando nuestros ojos sepan
reposar en otros ojos!
¡Cuando irradien ternura nuestras almas!
Y cuando no teman nuestros besos
entibiar ajena frente…

¡Cuando el corazón
hable por fin sobre el amor!

Pedro Vergara Meersohn

Tu piel,
espacio
interminable.
Superficie
del alma
que todo
define
y donde
el tacto
es palabra
y el beso
rueda
de los labios
en un dialogo
inagotable.
Tu piel
agua lunar,
savia
donde tocar
es tocarse,
porque allí
el deseo
triunfa
y se hace carne.




Quiero
descubrirte
por dentro
y habitarte
bajo la piel.
Sentir todos
tus latidos
y temblar
con tu dolor
y tu placer.
Quiero llevarte
conmigo
y tenerte
en cada
amanecer.
Abrazándote
por las noches
para respirar
tus sueños
y el aire
que trasuda
de ti al anochecer.
Quiero sentir
lo que sientes.
Conocer tu verbo
antes que por tus labios
vuele la palabra.
Quiero tocarte
el alma
y mojarme
en tu más intimo ser.

Leonor Rodríguez Rguez. - España

No me escondo, me oculto.

Me oculto en la sombra
de un amor secreto
que es fuente de mis añoranzas,
fuente de mis deseos,
fuente que me ilumina
en cada paso de mi vida;

estela de estrellas en noche divina
cuando en ensueños se acerca
y me mima;

arroyo cristalino su eco,
voz de misterio en sueños,
voz que llena mi alma
con sutiles consejos.....

voz que enerva mis sentidos
cuando durmiendo la siento;

melosa voz que me embarga,
me subyuga, me abrasa
con sus notas de amor.

Suave brisa es su canto,
como nana que adormece
hasta al mismísimo demonio
rugiendo en los infiernos.

Me oculto, no me escondo.

Christian Gonzalez Díaz, Chile

A la generación que se levanta
A Tamara González Rodríguez



Dulce manjar de la inocencia
descubres cada día la vida que llevas
vives en tus sueños el futuro de las huellas
que dejas sobre el pasto que pinta nuestra tierra
acércate
tiende tu mano sobre los vientos
arrulla mi mente
escucha el silbido del nacer de las flores
convéncete de lo bello en el horizonte
camina tranquila hasta que tus alas inicien el ruedo
avanza por las rocas húmedas del mar sereno
resiste ante la adversidad de los tiempos
incrusta el amor a manos llenas
vibra con las luces de las estrellas
en medio de la noche
pon tus pies sobre la tierra
para que tus sueños te levanten



Montevideo II

Me fui andando
hablando de jugar al ring raja
después del transporte al salón que no era el cabildo
dije una cosa en varias voces

Regalé imágenes difusas a los asistentes.
Gracias al medio ambiente.
Gracias al glosario para la conservación del medio ambiente
que preparamos con el maestro Leo Lobos
entre Santiago y Puente Alto
entre Montevideo y el cerro Catedral
las imágenes de Alex Chellew
Fernández Rubí
Carolina Labbé
Rafael Insunza las difumó al alemán más tarde
más tarde las copas se volvieron brasileras
los jarros recipientes innombrables y la salida por la ventana
me despertó frente a las flores



Pescador de Presa XI


Vacío presente en ti que voy decidido a llenarlo
sabes perfectamente el resultado
lo conoces desde antes
mil años atrás y distantes
las lagrimas provocan notas
cuando caen en las cuerdas por las que camino
para no caer en el océano
para siempre.


Imágenes difusas I

Extraños carteros

editan en el tiempo

su cosmovisión
películas
historias

Instantes secretos

voces

Formas
caminos


Imágenes difusas IV

Todo pasajero instante
dura
una vida

Alicia Graciela Sansone (Sísneri)

Nº 9


Otro año está en los caminos.
Es tiempo de madurar...
Los colores que vienen desde el jardín
abren las ventanas.
Las flores. El recuerdo.
La soledad.
Es tiempo de acallar a los gorriones.
¡Tan íntimo y aromático
es el tiempo de navidad que,
aunque no estés conmigo...,
estás conmigo!.
A veces añoro tu conversación
somnolienta...Casi silencio.
Apenas está naciendo el siglo
y es tiempo de soledad.

Nohemí Sosa Reyna - México

BÍFIDOS



Tuviste piedad de nuestros hijos
cuando casi moríamos
tuviste piedad de nuestros hijos
de su vuelo inasible de colibríes
de su sueño de carrusel mágico
de su voz de nube viajera
de manos de nardo
de su oído de espuma marítima
Tuviste piedad de nuestros hijos
cuando íbamos a viajar al infinito
con nuestro amor a cuestas
con su imán de sueños.
Te apiadaste de su risa de selva
poblada de travisos saraguatos
de sus pies en su mundo de juguetes
y nosotros pobres
pobrísimos amantes
que íbamos a descansar de esta pasión
tuvimos que despertar de este sueño inicial
del egoísmo
para cerrar su primera herida
atemperar su primer vértigo
consolar su inicial caída
Un hilo frágil nos volvió al ruido
como escorpiones nos tragamos
Volvimos a la nada
asumimos indigestos el hastío
para verlos crecer
para desear que no los destruyera la guerra
para verlos avanzar con su torpe paso de ganso
para hacer cálido su día
y parir en ellos la música
y escanciar el color en su pupila
Pisamos la pasión como alimaña
revolcamos nuestra esencia amorosa
en una fiebre bífida.




II



Fiebre bífida que tocó nuestras lenguas
larguísimas lenguas de distancia
de infinito galáctico
donde hechos polvo nos hacemos uno
en la fantasía de un reloj descompuesto
que nos deja amarnos eternamente
sin manos ni colmillos
sólo nos lamemos con esa lengua inmensa
nos curamos heridas
estalla magenta la amapola
y amarra nuestra lengua
con un delicado lazo de palabras
nos envuelve el incienso
se repliega el cristal
nos abrazamos en el océano
de un día cualquiera
nos chupamos la sangre y el cerebro
limpiamos el moho
el óxido
hasta brillar
hasta cortar el vacío
hasta herir a otros
pero te apiadas de los otros
y desatas la lengua
y oscureces el mar
y casi nos perdemos
descendemos rapidísimo
temerosos al golpe de la soledad
aullamos para estar presentes el uno en el otro
nos mordemos para no extraviar la piel
y casi fallecemos
y no hay piedad para nosotros
pobrísimos amantes
riquísimos sobrevivientes del amor



ESPEJISMO



Carcomiste mis alas
con tu boca enmielada
y al volar en la luz
sentí vergüenza
mas vi que esta batalla
de amor desconsolado
fue sólo un espejismo





EL VIAJE



El lugar era indigno
las alas habían desaparecido
mas el brillo en tu mirada
permitía el viaje
nos mantenía con vida

Carlos Villa - Colombia-Antioquia-Medellín

VOLANDO



Volando entre nubes matizadas rosa,
allí desplegando mis alas
bajo el austero beso de la inspiración
surcando los cielos con mi pluma,
palpando cada sentir en el papel,
allí donde se estremece mi pasión
con cada latido de mi corazón
allí donde nazco como una estrella nova
implosionando de inspiración
y surcando los limites
universales del amor,
entre la suavidad de tu piel
y la exquisitez de tus labios.
¿Cómo resistirme a tus besos?,
si tus ojos me besan
con la profundidad de tu amor...
¿Cómo resistirme a tus caricias?
si con tu sonrisa
acaricias mis labios con un beso.
¿Cómo resistirme a tocarte?
si mi alma, ahora, está tocando tu corazón
bajo la inspiración
de poesías milenarias, besos infinitos y
un :Te Amo!,
que no cesa de latir en mi corazón.
Tras tu mirada, mi alma se inspira,
con cada movimiento en el que me miras
fijamente y haces que vuele
en medio de un lago,
que matiza con el atardecer de nuestro amor.
Allí donde el violeta de las rosas
matizan con tu belleza
inspirando bajo tan prodigiosos besos
el maná ambrosía que fluye,
del inédito sentir de tu alma.




SUAVIDAD.



Despliegue de susurros
que surgen sin vos,
susurros que anhelan tu calor
y tu aroma a flor.
Aroma a violetas de verano
y vientos otoñales,
aquellos que manan de tus labios,
desconocidos,
pero que han saborizado
todo una vida basada en una eternidad,
que se palpa bajo pasos,
bajo caricias que se extravían
con una ausencia vana,
a la que no se corresponder.
Vaya momento,
en donde mi alma se exalta
tras el viento!
...Y su caricia, que tras el ocaso surge
en un nuevo claro de luna,
en aquel que por su brillo no declina,
sino que se desencadena
en aquella la susurrante
y oscura noche.
Señora de un día,
que poco a poco se prepara
para un alba que no espera.
Ahora despierto bajo una caricia de luz
y un susurro del viento,
que en extásis de la vida
me hacen sentir todo tu existir
aquella, tu esencia, o en sí,
la TOTALIDAD DE TU SUAVIDAD.

OSVALDO NORBERTO LÁZZARO

No hay sol (a mi Madre)



Pasan indefensos los pupitres ancianos del tiempo
yo debajo de mi piel veo correr una pesadilla
con manos ensangrentadas
dientes heridos muerden los huesos de las tripas
y dos pájaros pronuncian el vuelo hacia los Rosarios
Dios viene a buscar la vida
los muñecos salen por debajo de la tierra
con metrallas que los gusanos
(armaron en el oscuridad),
van a revolucionar el cielo
-me duerme alucinar
-me duerme alucinar Madre

Sobre el epilogo nocturno de tu sumido vientre
donde llegaba condecorado de fragancia mi alimento fecundo,
te veo morder la uña de esa hamaca, disolver sobre el arroz
la masa calida de espuma, la primavera besada por la pobreza
que esperaba afuera casi escondida,
la espalda que abrazaba una escalera,
no hay sol decía yo, todo es una antorcha derretida
un velo perdido en el estupor, un hacha que se cortó las manos
claras, un viento de dueños poderosos, un incendio domestico
de familias envenenadas,
Serpentina de domingo, labios azules luciendo las arcas,
la reina muere Madre, la reina es una percha que afiebra
la ropa nuestra,
y yo vuelvo a pasar mi cuerpo
por tu boca
como una pildora
mientras duermes bajo las fotografías,
para que lo tragues
en el tibio vientre donde existía vivir,
retorno a la luz vuelvo a maquillar la niñez.
alli adentro, donde me despierta tu sed,
donde se colorean mis ojos al fin,
soy el astronauta de todos los juguetes del mundo,
con la costra de tu sangre sobre la espina de mi futuro
vuelvo Madre, veo a nuestro Dios subido a la mesa,
la arcilla de cal que acelera la vejez,
las espátulas, los pinceles, la vida dándonos la mano
cuidando el candado de mi niñez,
los recreos que amaba bajo la lluvia,
que pronta la vida, Madre
que pronta nos pone vendas
para que la miremos desde más lejos!!!

Agostina Ciccone, Argentina

quizás en algún momento supimos reflejarnos en el otro
ahogarnos en el otro
sufrir bajo la fuerza y la terquedad de un amor insano
pero lleno de éxtasis y encuentros
supimos manipularnos y dejamos que nuestros dedos recorran la piel de una ausencia
de la tuya o de la mia, no sé muy bien
y a estas alturas no importa

soportamos con una sonrisa en el rostro
los gritos que se engendraban entre los recovecos de la ciudad
y juramos amarnos
amarnos por sobre todas las cosas
por sobre las cortinas pastel y los árboles
por sobre el mar y cada gota que lo contiene

supimos desgarrarnos el uno al otro
y ser juzgados por las mariposas de mediodía
que nos maldecían y nos odiaban
supimos desbordarnos y dejar que la sangre se desborde
y las palabras fluyan -o escapen de nosotros-

tal vez era preferible olvidarnos
dejar atrás toda dicha y mirada
pero el cuerpo mismo rogaba por otra piel y otros ojos
los dedos gritaban aturdidos esperando enredarse en otro pelo
los oídos sólo esperaban escuchar la voz del otro

qué podíamos hacer contra el instinto y las células
menos que aprisionarnos sin rejas ni barrotes
y obligarnos a convertir al corazón en madera y quemarlo
pero aún así nos abalanzábamos y volvíamos a herirnos
a reir a carcajadas con un insulto clavado en las costillas
con una caricia rasgando lentamente el sueño

supimos perseguirnos y encontrarnos
y perdernos entre la gente

hasta que la gente fue más y nos devoró sin dejar rastro



una parte de mí quiere arrancar mi cabeza
y desacomodar las venas que me tejen y hacen




no es de esperar que mi silencio
se tranforme en piedra
o en puentes de mármol

hoy dijiste que el dolor era efímero
pero la crueldad de las venas me sigue cortando
-quiero saber qué tienen tus ojos y tu piel curtida
qué origina tu llanto oculto-

pero ayer el castigo no era de agua
sino de voces
ayer no era un dolor visceral y nítido
-no
el pasado no es el que duele
sino el hambre de la memoria que guardamos-

aunque escriba mi nombre con líneas y cruces
que quizá ni yo misma entienda
puedo ver que tus manos necesitan algo más
que un cigarrillo nuevo y otra copa

pero mis manos están vacías
y sólo te puedo ofrecer mi silencio

Celina Vautier

¿Por qué soy Poeta?



Porque canta la musa en mis oídos
y danza la cadencia en el poema,
aunque el dolor de mi alma sea el tema
lo vuelco yo en versos enloquecidos.

Puedo morir de amor y de locura,
llorar la herida de la humillación.
Puedo sentir que sangra el corazón,
saber que este dolor no tiene cura,

que tan sólo el causante ha de calmarlo.
No importa, es la raíz de mi poema,
No tengo yo razón para llorarlo

ni tengo para odiar motivo alguno
porque me da de la poesía el tema,
que sin él, no tendría yo ninguno.




Piedad



No llores. Piensa en mí.
Ese grito en silencio, esa mueca feroz.
No sufras, que me tienes aquí.
Soy tuya, no estás solo.
Soy tuya desde el alma,
y si quieres llorar, llora sobre mi hombro,
yo te habré de calmar.
Búscame si estás solo, siempre estaré por ti.
Volaré hacia tu llanto.
Me uniré a tu dolor, me llevaré tu parte,
por que no sufras más.
Y nos iremos juntos en un sueño total
al país de los niños, donde no existe el mal.
No llores, te lo ruego. Yo lloraré por ti.

Yo sé, que a veces duele la vida hasta hacernos bramar.
Yo sé, que a veces abre una herida que no quiere cerrar.
Pero ya no la mires, pero ya no la sientas,
olvida ya el castigo sin sentido ninguno que la vida te da.
Sé más fuerte que ella. Tú sabes escapar en un sueño encantado,
que te hace sonreir, con la sonrisa dulce que tú sabes tener.
Yo de ti lo aprendí. No llores, piensa en ti.
Me llevaré tu llanto y yo lo haré fluir a través de mis ojos,
a través de mi ser.

Para eso soy mujer.

Armando Diaz Davila

Dulce niña.....
eres el espectáculo de mi vida..

Un día te descubrí sonriendome,
mientras la brisa del mar jugaba
con tus cabellos, en tu rostro bonito.

Esa vez me robe la sonrisa y la guarde
en mi corazón; de ahí nunca salio,
se quedo conmigo para siempre.

Sensual y tierna como una sirena,
es la niña de mi sonrisa,
es la niña con vestido azul turquesa,
en la mas armoniosa comparsa con su piel
bronceada y morena.

Eres el cuadro mas exótico y bello,
porque el azul turquesa es tuyo,
porque tuyo es el mar...
La niña que me enseño todo lo mujer que era
sin dejar de ser la niña del mar....

La niña que tomo mi mano, la puso
sobre su piel, y me enseño como vibraba,
que tomo mi mano y la puso en su corazón,
con la ternura sensual del mar...
Siempre generosa conmigo, siempre bonita,
siempre me tomo hacia su cuerpo exquisito.

Dejo que mis manos rodearan su cadera
y así; se obsequio a mi.....
Siempre bella, siempre hacia mi, siempre mía...
La niña que se volvió mujer para mi
y que se fue del mar para estar conmigo..

La niña bella que se robo mis ojos,
porque nunca mas volví a ver algo mas bello.
Porque no hay nada mas hermoso
que tu, niña del mar....

Mi niña yo te devolvere al mar y me iré contigo
y al mismo tiempo a las estrellas, pues cada
vez que tome tu alma y tu cuerpo, la luz de
las estrellas me llenaran de paz.....

Te seguiré hasta el fondo del mar turquesa,
donde las estrellas de mar son esmeraldas, rubíes y
flores de colores y haré de ellas mi jardín;
para vivir siempre en la casa, de mi niña del mar......

Silvia Rodríguez Ares, Argentina

Arte menor


Yo sólo
balbuceo
mis visiones
con la lengua
desmembrada
que se
embebe
de palabras
para
nombrar
los colores
del silencio
y pinto
con mis
manos
tiesas
estos
pájaros
sin alas
que arrojo
en medio
del cielo
para que
puedan
volar.



Esperar


El tiempo
se congela
en la pupila
del espejo

el ojo
se demora
en lo que
no vendrá

Un
parpadeo
en las
sombras

eso es
esperar.

Hernán Isnardi

Epifanías

a mi Florencia...

I
un pétalo
de mariposa
se moja
nadando lluvias
en mi sueño
II
Un mariposa se deshace en pleno vuelo
en la tierra se hace polvo
alguien que pasa la percibe viento
la inhala
se la habla a otra persona
que la recibe oído
y al ver, la despide ojos
para que una mujer hermosa
pueda ser vista mariposa...

PERE BESSÓ

Hay días que son menos utópicos que las ancas
De una rana con salsa inglesa Mccormick y mayonesa y tomates
Y cebollas y cilantro.
André Cruchaga



La Loren en dos mujeres
buscando por el cerro humildes raicillas,
floress comestibles
y hojas de culantro
para la ensalada o el caldo de hierbas.
Mi padre reivindicaba en la obscuridad
los pechos de la napolitana.
La madre con qué espesar el guiso viudo
amargo de collejas
los días de fiesta.

Odo JSL - José Suñé López, España

18



Al otro lado de tu piel
mi mirada furtiva intenta acariciarte,
dentro de ti solo estas tú
gritando olores
de miles de palabras.
Susurrando con tu lengua
ensordecedora música de colores
para alimentarme en los pesebres
de estos callejones tardíos.
Y
lejos de mi piel
tu aliento adormecido,
mis olores esperan tu cercanía
y en mis entrañas
devoro la noche
para conseguir que tus brazos
me rodeen.
Fuera de tu piel mi mirada,
y
dentro tu palabra.
Siento auroras sobre el agua
mientras dormito esperando tu cercanía
y
tus labios devorándome.




25
Amarga búsqueda,
dulce comida,
rincones de oscura sabiduría.
Las cucarachas pasean
en las noches de verano,
nuestro sudor acompaña el calor sofocante
y entre nuestras sonrisas desdentadas
mirando el lodo de una palabra contaminada
el reposo desaparece.
Hambrientos, rodeados de crucifixiones gloriosas
encontramos la almendra
que agradece el roce de la carne.
El nocturno universo absorbe nuestra vida
entretanto absorbemos el néctar
en un vuelo de colibrí metálico:
aceptamos el abrazo del Diablo.
Enterrados y sesgados sueños
sobre la luz iniciamos
la amarga comida,
bebemos el licor sodomita
de nuevos renacimientos.
Me despierto escupiendo sangre.
Rincones de oscura sabiduría,
noches de invierno sin cucarachas
el reposo desaparece
mientras la almendra de carne
agradece el roce.
Acepta mis dulces flores.
Desenterremos los sueños
mientras el licor sodomiza
nuevas decadencias.
Agradece el roce
y la amarga comida
mientras el reposo desaparece.


Desiertos de miradas

Pedro Vergara Meersohn/ Modena-Italia

Alfarero



Quiero ser alfarero
y moldear con mis manos
la greda de tu cuerpo.
Quiero ser pintor
y delinear tus labios
con mis besos.
Quiero encender de rojo
tus mejillas.
Quiero ser panadero,
amasar febrilmente tus carnes
y llegar hasta tus huesos.
Quiero ser el escultor
apasionado de tus senos.
Quiero ser masajista
de tus bellas piernas.
Quiero ser jardinero de tu pubis.
Quiero ser minero
y entrar en lo recóndito
de tus profundidades,
buscando sudoroso
piedras, brillantes y luceros.
Quiero ser labrador
jadeante de deseos
y llenar de semillas
la fértil oscuridad
de tu vientre materno.
Quiero ser artesano de tu rostro,
peluquero de tus rebeldes cabellos.
Quiero ser serpiente,
y arrastrarme por tu espalda.
Quiero pender de tu cuello.
Quiero ser joyero
y trabajar afanosamente tus dedos.
Quiero ser marinero
en tu mar inquieto,
naufrago apacible
de tus estremecimientos.
Quiero soplar el frágil fuego
de tu alma y quemarme en ti.
Quiero ser tu hombre,
amante y compañero.
Confesor cómplice
de pecados inauditos.
y fiel guardián de tus sueños.
Quiero conocer tus fantasías y tus miedos
Quiero fundirme a ti en un solo abrazo
y deshacerme en ti lentamente.
Quiero habitar tu universo.

Carlos Carbone

QUE LA POESIA TE TOQUE


Que la poesía te toque
con su mano de luz
con su vuelo de gorrión
con su aire arriba de la cuerda.

Que la poesía te toque
con su ojo de nodriza
con su lengua de gato
con su ardor de lluvia nocturna.

Que la poesía te toque
en el rincón del desastre
en el nudo de tu corteza
en la brumosa pluma de tu seno.

Que la poesía te toque
y te hiera de muerte
y te convierta en tinta
sartén
o tormenta de espejos.

Que la poesía te toque
y sea definitivo
una cruz
un hogar de animales salvajes.

Que la poesía te toque
y revierta tu realidad
y pudra tus lágrimas
y despierte el feroz umbral
de tu pecho.

Que la poesía te toque
y la música para siempre
y los relámpagos por siempre
y el despertar siempre.

Que la poesía te toque
Y tus pies sean
terremoto sobre el mundo.

Que la poesía
Que la poesía te toque.

Marcela García Ferré

Del libro: Del otro lado, lo ausente

Cenizas quedan



en el medio de dos cráneos que se miran verticales
al horizonte de los retornos diarios,
dos edades trepan
al deseo de formar sólo una piel.

Desde arriba
se ven,
confunden sus huesos
hasta perderse, en ellos mismos,
sin piel y con su única verdad.




No todo fue un sueño



He nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá.
Alejandra Pizarnik




He amado, crecido y muerto tantas veces
mis días se han enamorado de noches sin perdón
reclamos que no fueron.

Dibujé anaqueles en el aire de mis ojos
coleccionando emociones.
Enmascaré mi cuerpo con légamo y ansiedad.
Fui sombra que mis huesos aún socavan
para enterrarla, en el saber de lo finito.
Suturé el cráneo del infierno.
Empujé la jaula de la libertad
buscando su llave.

Volví a despertar
sin saber dónde estaba,
hasta recordar,
que no todo fue un sueño.


Marcela García Ferré
Del libro: Del otro lado, lo ausente



Una rosa y un águila



Una rosa que espina al camino de su vértigo
para hacerlo más real entre la abstracta existencia
con los pétalos de piel.
Piel que arde y apaga a la docilidad para emerger
con suturas esbozadas en la risa que no fue.

Una rosa y un águila.
Un águila que vuela el clavado a su presa
para subsistir hasta reemplazar, transmutar,
evolucionar
su caza en la libertad de montañas. Cielo empinado.
Planear en el sabor del ser.

Ella va con una rosa y un águila.
Una rosa y un águila
para volar por la suavidad del deseo
sin vulnerar su bálsamo rojo.

CRIS CHACA

AMANECER


Despierto con los últimos pájaros de la noche
aleteando sobre el borde oscuro de mi vientre.

La luna es apenas una sonrisa en el cielo
y como hilachas cuelgan, irracionales,
los vestigios de un mundo enajenado.

Cae la última estrella;
el cielo se parte en dos.
Una serpiente deja su último vestido
para morir de cara al sol.

JARO GODOY

Detrás de la seis.

A Sofía.


Tu vientre, Armagedón donde combaten su invisible guerra,
Una jauría demente de azafranes.
Tus labios, dos arco iris, dos mañanas de pintada lujuria en sus muros,
Un grito penoso de animal silvestre,
Adormecida lluvia de cedrón cerca de la seis de la tarde.

La sagrada soberbia de tu belleza llena el vacío fecundo,
Sobre el aire enamorado de la medianoche,
Tus besos, palomas recién bautizadas, en el orgulloso,
Acantilado de la libertad.

Tus palabras, juncos de poesía, arroyos del edén,
Agua dulce bajo el susurro de los ángeles en reposo.
Ariscos gritos de primavera enajenada,
Cayendo sobre mí como un ejercito de rosas mojadas.

Leve figura de mujer, materia sutil que busca su forma,
En las tardes grises de las viudas camino a un entierro,
Y cae la ultima hoja del tiempo,
Como dos gotas de almendra, entre fragmentos de violetas.

Seis de la tarde, explosión de manzanas adolescentes a las seis de la tarde,
En el sudor de una mujer en fuga, en el amor con agujas de cristales,
Como ladrones del otoño entre violines nupciales,
Cayendo sobre la pólvora reseca del ultimo suspiro,
Destejiendo el amanecer detrás de las seis de la tarde.



Melodía de caníbales.



Quiero dormir dentro de ti, los otoños de la imaginación,
los poemas con sus embajadas de cereza, olivos y margarita.
todas las plazas con sus murmullos asesinos.

Quiero soñar dentro de ti, con el vuelo fugaz de aquellos pájaros,
bajo el entretiempo encendido del lento ritual de lo añejado,
silenciando la melodía de los caníbales en sus banquetes de bohemia.

Quiero encender dentro de ti, todas las razas, todos los enigmas,
todas mis fugas, el precio de todas mis muertes,
la sangre de todas las primaveras.
Todos los vértigos, todas las tragedias, todos los recodos,
todas las trampas, todas las luminarias,
todos los amaneceres donde heridos mueren los cisnes.

Quiero guardar muy adentro de ti,
fragmentos del atardecer, mi suerte, mi destino de pecador y vagabundo,
mi cansancio y mis campanarios,
mi segundo de juventud, mi tabaco de estafador.

Quiero olvidar dentro de ti, las espinas del tiempo,
los perros de la luna, las balas del recuerdo,
el perfume amarillo de mi nostalgia.

Y entre melodías de caníbales,
volarnos el alma con el fuego sagrado del amor,
mientras transmuta el infinito sus perfiles de ciego mercenario.



De doncellas y gitanos.
A Mama.


Por que los sueños son caminos de madera y silencio,
un camino no es solo una larga y triste avenida,
que a veces las rosas en solitarias camas de barro y piedra,
También lloran mordiendo viejos trozos de verdes recuerdos.
Desde el húmedo ventanal donde se asoma la distancia,
La destartalada reina mira pasar la gran caravana,
Donde doncellas y gitanos, sueñan con la música de la luna,
Mientras el gran poema se incendia en fronteras difusas.
Vuelven de tu mano a volar aquellos barriletes hechos de otoño,
Pintaran con su alegría el cielo gris de encendido miedo,
Entonces muerta de frío y desnuda se quebrara dormida la soledad.
Volveremos las mismas mañanas a alborotar,
Con la risa fresca y miradas de futuro,
Junto a los niños y a las violetas que respiran eternidad.
Volveremos tu y yo de la mano a caminar,
Por aquel viejo camino de la Merced,
Soñando vestir de ropas nuevas cada sufrido amanecer.




Centauros azules.



Arderán centauros azules,
La noche que tu mirada viajera acaricie con sus luces prisioneras,
Este viejo corazón que sueña descender hasta sus sombras.

Los diamantes del olvido con sus perfiles de barro y cenizas,
Tallaran los suspiros de cada arco iris,
Anidando sus besos entre las ciegas luciérnagas de este amor.

Deshojaremos el aliento de cada ángel,
El agua de cada amanecer,
Confundidos en el eco de nuestros nombres,
Desnudos en la pausa del abandono.

La noche detendrá su palpitar, contemplando tus besos,
Una lluvia de jarabe.
Y habré muerto,
Cuando la primavera mire el otoño derretido de tus pechos,
Contemplando bajo los besos de tu aliento,
Los puñales enardecidos que salen de tus rosas heridas.

La noche que la luna,
Ponga sus lagrimas de olvido sobre tu corazón,
Siete demonios por las avenidas azules de mi mente,
Desbastaran los campamentos de mi sangre.

Bajo la ventana de lluvia y palabras,
La doncella dormirá sus días, en el tallo tibio de una joven rosa,
Que vencida de poesía,
Beberá las sombras de las ultimas estrellas.



Giros misteriosos.



Recorro trémulo tus calles para detenerme en la esquina de tu noche,
Desorientado pregunto a los duendes que reniegan de su tormento,
Si la ciega luz que sale de tu desnudez, podrá con este silencio,
Molinos de fuego que empujan mi alma.

Vagan las estrellas un negro carnaval sin destino,
Baila la muerte en el centro cerrando sus ventanas,
Llora la ausencia de su amado en la mañana triste,
Mientras sus lagrimas dan de beber su recién nacida locura.

Se agitan los vuelos de mi nostalgia entre vahos de confusión,
Enredan tus alas el camino de mil palabras,
La princesa del miedo preside su gran acto,
Y brotan por los ríos del corazón las semillas del padre dolor.

Giros misteriosos en las gargantas de las plazas, en las narices del otoño,
En los barcos abandonados, en las trincheras del amor,
En los altares de la lluvia, en las catedrales de la noche.
Las begonias bailan joviales en los ojos del cisne,
Cuando los traficantes del olvido degollan las sombras de la luna.

Dos vírgenes fantasmas le arrancan la piel al amanecer,
Con trajes de nicotina intentan vestir su soledad.

Mas las musas atormentadas del poeta han borrado el camino,
En ceremonial murmullo parten al velorio del muerto ruiseñor.

En su bajel de batalla navegan con un ángel dormido,
Inmóvil y aturdido llora en la proa su pagano corazón,
Mientras muerde el alma a pedazos un vuelo de quimera,
De la ciudad de los sueños la desesperanza despabila sus mariposas.


Recorro trémulo tus calles para detenerme en la esquina de tu noche,
Desorientado pregunto a los duendes que reniegan de su tormento,
Si la ciega luz que sale de tu desnudez, podrá con este silencio,
Molinos de fuego que empujan mi alma.

Vagan las estrellas un negro carnaval sin destino,
Baila la muerte en el centro cerrando sus ventanas,
Llora la ausencia de su amado en la mañana triste,
Mientras sus lagrimas dan de beber su recién nacida locura.

Se agitan los vuelos de mi nostalgia entre vahos de confusión,
Enredan tus alas el camino de mil palabras,
La princesa del miedo preside su gran acto,
Y brotan por los ríos del corazón las semillas del padre dolor.

Giros misteriosos en las gargantas de las plazas, en las narices del otoño,
En los barcos abandonados, en las trincheras del amor,
En los altares de la lluvia, en las catedrales de la noche.
Las begonias bailan joviales en los ojos del cisne,
Cuando los traficantes del olvido degollan las sombras de la luna.

Dos vírgenes fantasmas le arrancan la piel al amanecer,
Con trajes de nicotina intentan vestir su soledad.

Mas las musas atormentadas del poeta han borrado el camino,
En ceremonial murmullo parten al velorio del muerto ruiseñor.

En su bajel de batalla navegan con un ángel dormido,
Inmóvil y aturdido llora en la proa su pagano corazón,
Mientras muerde el alma a pedazos un vuelo de quimera,
De la ciudad de los sueños la desesperanza despabila sus mariposas.

FRANCISCO JOSÉ MALVÁREZ- Argentina

XX257


PREGUNTA INACABABLE


sigo acá, descubriendo
-la pregunta no cede-
ciego a pesar de la luz
en este universo extraño
que es mi cuerpo-mente-alma
queriendo saber qué es: -“SER HUMANO”-

ya alejado de: -esa ciudad donde nunca pasa nada-
inmerso en mi piel
en la memoria de los huesos
en la cueva del salvaje que habito y me reclama
inmerso en los laberintos sanguíneos
donde corre esa sangre caliente que me asfixia
escarbo, buceo, me hundo palpando cada rincón
cada huella, cada herida
cada dolor que me esta quemando las entrañas

(¡quiero saber el porque me estoy gritando!)

hoy puedo asegurar que no soy lo que me han contado
ni aquel , el que debía ser
ni una oveja más de la masa
que por la manga va al acantilado
ni una gota de ese río que los lleva a todos
soy el que siento ser
aunque aún no pueda saber que soy, ni quién

¿la pregunta me ha salvado o sólo me condena a esta muerte lenta en la absoluta soledad?

tampoco lo sé
pero me es inevitable preguntar, reclamar como me estoy reclamando
ese fuego incesante que es la vida
vida a plena pasión
vida que dispara esta inacabable pregunta: ¿QUÉ ES SER HUMANO?
(por ende, ¿qué soy?



XX259


AMORES


que mi mano se deslice sobre tu piel
como cayendo en un acantilado de rosas
impregnándome de vos aunque me sangre el alma, mujer


XX260


AMORES II


como una gota me deslizaré por el centro de tu espalda
hasta caer inexorablemente en lo prohibido
ahí, si me rechazas o mis prejuicios me asaltan con su helado muro
me iré cabizbajo a confesarme
y a hundirme en la masa que se ahoga en los ríos
sino, como dos bestia salvajes copularemos
hasta hacer del amor un solo aullído



XX261


AMORES III


un acertijo de pájaros
se esfuman tras la cornisa de la vista
quizás azules, negros
quizás blancos
se confunden con el humo
vagos recuerdos que se escapan del cigarro
dibujando enredadas sombras blanquecinas
como caprichosas hilachas del tabaco y su brasa

pierdo la mirada entre esos pájaros
en lo blanco del humo
mientras tus ojos me invaden
y así, yo fumo y fumo

sé que no estás, como querría
sólo fantasmas del pasado divagan por este desierto que es mi soledad
y mi única compañía
es este maldito cigarro que me arrebata la vida con lentitud y osadía
pero en su humo te veo, te siento
y es como si me estuvieras murmurando al oído palabras de amor
entonces, fumo y fumo, entendés?
no estás
no estás como querría

Marcela Vidal Melo, Santiago de Chile

Tengo.


Tengo voz de caja y piedras

Tengo un gemido que es brisa de tu boca

Tengo manos que cierran palabras

Tengo la cabeza llena pájaros que no cantan

Tengo recuerdos oscuros que al anochecer aclaran

Tengo una fiesta de fantasmas juveniles

Tengo miedos que arropan el alma

Tengo espacios vacios entre mis piernas

Tengo demasiado relleno de
caricias entre las caderas

Tengo un nombre que no es mío

Tengo dolor de madre

Tengo ira de hija

Tengo los años de un árbol hueco

Tengo esperanza de niño recién parido

Tengo la compañía de la soledad

Tengo unos ojos cayendo al precipicio

Al fin del mundo

Al fin de todo

A no tener nada.

LAURA I MARTINEZ CORONEL, Melo, Uruguay

DE REGRESO


Palabras desde mi pinceles sin custodia pentagramas siniestrados
lo verdadero marcha embebido de cielo
piernas al color de mapas descoloridos
voy de regreso a casa.
Es la noche mas hermosa que recuerdo
sentada sobre los ojos de la vereda
con los zapatos crujientes la vena espesa y una carta muy antigua
grandiosa y ciega.


Soy un no desdecirme cuelgo la cara
para observarla gimiente sobre la luna
Estoy hecha de tanta fibra amada de nadie
niña de preguntarse rompo cuerpos grito en ellos
cierta escoria escupe muertos
Entro en límpido parnaso triste y vacía
desplegando árboles de crujiente enramada
tengo caballos con hombres sin nombre andan
toda pared carbónico copia las llamas
palabras, tantas palabras, mueven gotas de sangre
descansa grito avidez ya no expliques basta
Estoy regresando a casa.

Luis Benítez, Argentina

más allá el amplio político mundo de la lengua
aquí la ancha serenidad de las cosas
en el fondo del océano donde vive
cómo puede ser considerada de otra forma
en este arte en que exalta
si el primero que tomó el cincel
el brillo del color humilde reunió en las palabras
el rastro de lo visto
la ancha tranquila serenidad de las cosas
una mitad es la noche la otra mitad es engaño
sentirla es ver moverse al mundo
delgado como un abismo
entre los filos del tiempo
y no alcanza con leer ni basta con mirar
es tan bella que su cuerpo piensa
allí el poeta es la lombriz de tierra
hace de la fruta el huerto
porque en la ciruela ve la sombra del ciruelo




Para descargar la versión digital (3 tomos) de los poemas completos de Luis Benítez:
http://www.publicatuslibros.com/biblioteca/poesia/list/1/