Emilio Medina Muñoz

A una dulce voz

Divina voz, declamando poesías,
en delicias de las letras redactadas;
suave el verbo, amor en las miradas...
y en el fondo, lugares de alegrías.

El cántaro se fue a la fuente fría,
y volvió rebosante y ya candente;
el calor de la palabra, es un torrente,
desbordado de pasión y fantasía.

Y después de pasarme parte a parte
tu hermoso caminar por esa via,
de amores tu caricia se comparte.

Daré con mi amor, gozando al arte,
aplausos encendidos por un día,
a aquella que forjo tal melodía.