Claudia Ainchil

ACRÓBATAS


Las rodillas le molestaban
el desborde de los pasos faltantes
ocasionaba sobresaltos imaginarios
tantos lenguajes en embarcaderos poco usados
por el abrazo de su pies...
Primero creyó que era una broma
el discurso insomne de un paraíso simbólico
el aliento como aguardiente ejecutando catálogos
de vida, sobrevida
kilómetros de jazmín silvestre, semblantes de aguas
dijo, nunca se cruza dos veces el mismo río…
lo repitió para convencerse
igual titubeo…
desoyendo las leyes inmediatas de lo que debe hacerse
se inundo de alegría repentina
tomo las láminas que sostenían la armadura de escamas
y lentamente se despojo de equipajes paradójicos
que paralizaban el vuelo...
paso a ser equilibrista, contorsionista
ya no necesitaba el espacio telúrico de sus rodillas
somos acróbatas me dijo
somos, le conteste.




NO MAS…


no más palabras escritas
ni verbales
no más malabarismos de itinerarios compartidos
invento de soles que visten al personaje
y se disipan al instante.
Es tan pequeño el sorbo que atropella con retórica
los registros de la ilusión...
tremendos impulsos
tu silueta en espera eterna de bailes ajenos...
palabras huecas...es media tarde...
de pronto las replicas del sincericidio...
y corro...




CORRO


Corre a toda prisa
envuelta en una llamarada
corre...es urgencia
y abismo
son momentos de ánimas e historias acumuladas
en secretos malditos...
nada la detiene
cada alquiler de la razón se ensaya a si mismo
como esas tramas del debe y haber
del ser y no ser
corre...
hasta esfumarse sin hacer ruido...
corro a toda prisa
envuelta en una llamarada...
difícilmente encontrara mi rastro
monólogos cautivos bajo siete llaves
...hasta esfumarme sin hacer ruido...