César Seco

FLOR/ESTA



La rosa es sin por qué,
florece porque florece.
Rilke

Qué
sino ese que se pasea a uno
y otro lado
de la cuerda

qué sino ese alguien
que se haya suspendido a una altura que no teme
y a un vacio
que desconoce

qué de aquello de que pende
su calibrado sosten
por otro que no existe afuera
qué de aquello que lo ciega _
espectativa de la multitud adocenada en el aplauso
o el rechazo

la luz de los focos no lo entienden
no alumbran su paso
en esa brevedad

incomprensible sigilo de la nada

el buey no ara el surco
el surco no ara al buey
no encuentra el surco
el buey/ no ara recto/
desmide la curva
de regreso
al surco/
el buey
no era
buey

qué de su nombre:
de lirio
su tono sónico delira

lo que estuvo está donde no sabe
no sabe dónde está cuando estuvo

lo que anduvo en sus pasos no es lo que ocupa su cabeza
lo que su cabeza ocupa no es lo que es

huido de sí
lo percibido no es más que sombra
y lo que sombra no es más que oído
y lo que oído no más que la voz del ángel
que le susurra su nombre
que no escucha

qué de esa verdad que no lo es
qué de su lengua de supurante baba
indómita saliva
lejano morador de lo oscuro
cegado por desconocida claridad

lo que ves es lo que no dices
y lo que dices no es lo que ves

preguntas que no puedes responder
porque lo preguntado no está
y lo dicho no es lo preguntado

pero esa es tu verdad que no lo es
y nadie refutará lo que no es

qué de sus miembros en desenfrenada carrera
qué de su ruego de sanguíneas percepciones
floresta: flor esta: flor que no ve pero se abre, ésta

qué del imposible nudo que se hace y se deshace
apretando sus muñones

lo evidente se ladea
cuerda desprovista que se tuerce
argolla de nada
de nada hoya su ensoñada vigilia
su vigilado sueño
en lo alto de caer precipitado
al silencio

la golpeada olla/ el tarro de los orines
ese grito que la pared no detiene
ni las heringas callan
en el instante de la ayuna sopa de detritus

qué de la camisa de contensión que lo viste convulsivo
asediado por barbituricos insectos que lamen su piel
empollando encarnecidos huevos
larvas de insomnio fugitivas
canción del asco que no siente
en lo alto/bajo de la cuerda
suspendida

edificio de ascensores bajando y subiendo sin pasajero alguno

los psiquiatras asesinan el alma alimentando el arcoiris con ajenas vidas
enajenadas para ellos en los semblantes de su hipocondria hipócrita

la orbita del abismo no es más que el ojo que te mira sin mirarte
como me miras tú con tus legañas de niño ajusticiado

el cuerdo para ver necesita distinguir entre dios y diablo
el loco no tiene diablo