David Antonio Sorbille

A SILVIA

(de “Las Huellas del Silencio”, Ed. 3+1, 1999)



La vida renace en el momento de la pena
los recuerdos se desnudan impiadosos
la memoria denuncia el sacrilegio del olvido
las huellas se alimentan del silencio
la justicia clama otra vez en el desierto
las palabras se nutren de obligadas ausencias
la historia acecha entre promesas y traiciones
en el estéril simulacro de banderas perdidas
y sin embargo el asombro y tu perfume
el tiempo errante y las nubes de otoño
la poesía que llena tus manos de ilusiones
el mundo en tu rostro de maravilla luciente
la esperanza en el umbral de nuestro hallazgo
los caminos que se abren sin fantasmas
el alba encendida en tus ojos
nuestros hijos como semillas definitivas
y el amor sin pausas ni abismos
como albores de un sueño infinito





EL TIEMPO INMÓVIL
(de "Tríptico en Kappa", Ed. 3+l, 2000)



El tiempo inmóvil
en la noche furtiva
la abstracción posible
el presente y el futuro
la belleza instantánea
la fragilidad de los silencios
en un mundo que se quiebra
y se rehace incesantemente
en un éxtasis tempestuoso y febril



A Armando Tejada Gómez

(de “Ofrenda Lírica”, Ed. 3+1, 2003)



Es cierto que nunca te fuiste
sólo tomaste de prestado
el último peldaño que lleva al cielo
y ahora caminas
de nuevo entre nosotros
alterando el orden
de lo injusto
silbando la canción
del alma libre
haciendo que la pausa
de nuestra furia cotidiana
se transforme en ternura
y entonces atrevernos
a rescatar la flor
que tu poesía nos legó
porque sí un verso
dice lo que somos
se debe a que la semilla
tuvo el destino final
de los que como tú
abrieron las puertas de la vida
y llevan un niño en la mirada





A JUAN GELMAN

(de "Señales de vida", Ed.3+1, 2003)



Él dijo que algún día la belleza vendrá
y cantó a los hijos negados de la historia
continuó lanzando versos ante el odio
creó poesía desde las ruinas de la poesía
prologó las batallas en poemas de Urondo
se afirmó en la memoria contra el sufrimiento
fue más que un grito solitario
alimentó de rocío nuestros olvidos
reunió en papeles los pedazos de un país
fue la casa en la soledad y el ostracismo
renovó la luz donde la sombra se acostó
abrazó el silencio desde la identidad
transformó los vientos en armas de coraje
tradujo la ira en la noche del mundo
fue otra vez la mañana en la ciudad despojada
el hombre de carne y metáforas y huesos
testigo viviente de un tiempo de tragedia
que nos enseña a ser dignos aun después de la muerte
hermano mayor en el largo camino
poeta de nuestras caídas y resurrecciones
que nos alienta desde el fondo del espejo
y será la belleza y vendrá por nosotros