Amparo Carranza Vélez, Buenos Aires, Argentina

Para Juan, mi amor y gran compañero de pasiones.
GUERRERO.


Caerán las barreras del tiempo,
que te han apartado tanto de mí.
Se deshará esta cárcel de huesos y piel.
Será bello.
Será bello ver detrás del velo.
La verdad.

Despojarás las armas que llevas sobre ti.
Ante mí no servirán.
Sabrás que no hay derrota ni victoria.
Y el filo de tu espalda será una gota de agua sobre mí.

Y detrás de cada campo de muertos y cuerpos,
encontraré la música del alma.
Los cadáveres desaparecerán en la noche.
Para dejarnos el campo libre a nuestro paso.

Tu armadura será seda en mis manos.
Tendrán el brillo que deslumbra los sueños.
No el brillo del temor.

El humo de las batallas
será el nuevo velo de ensueño.
Vibra la tierra
bajo el golpeteo de los cascos
de los caballos guerreros.

Y la fuerza bélica de tus manos
se deshará bajo mis besos.
Lavaré las cicatrices de aquellas epopeyas inciertas.
Seré el hada de agua languideciendo el metal de tus armas.

Un búho chilla con el brillo de la luna.
Y los bosques crecen para tapar las huellas.
De odio y sangre.
Las hojas de las madreselvas dibujan otra tierra.

Como yo dibujo una nueva mirada en ti.
De a poco, casi imperceptiblemente.
Silenciosa y lenta.
Mis aguas invaden e inundan la fuerza del hombre.
La doblegan.
La vuelven tan humana y suave.
Cae finalmente el guerrero entregado
al seno azul.
No hay más guerras.
Ni conquistas.
Ni comunidades de treguas.

Solo es oscuridad táctil y liquen de mujer.
No hay más tierras por conquistar.
No hay más luchas sin fin.
Olvidadas se ahogan las guerras y los lamentos bajo la luna.
Solo podrás llevar la insignia dentro de ti.




19 de Junio de 2006.