Daniel Arias, Buenos Aires, Argentina

Como un pájaro de oro
regresas encendida
en el vivo reflejo de la tarde,
del alto sol a las duras puertas,
en las palabras,
con el aire y los relojes
en la blanca hoja y en la herrumbre
de los hombres que llevan muerta la sonrisa,
te espero invisible,
lento de olas y constante,
con mi contorno de aguas y de piedra.