La memoria - Verónica - Mercedes, Soriano, Uruguay

El aroma de los azares frescos a la mañana,

el rocío que moja los árboles,

el sabor de la albahaca en mi boca,

todos ellos hacen que me de cuenta

de que mi memoria es un gran baúl,

siempre listo para volcarse y llenarse nuevamente.

¡Pero yo no quiero esta memoria!

Ni tampoco quiero el olvido.

Preferiría que fuese un cesto con agua.

¿De qué me sirven esos recuerdos?

Solo son vanos reflejos deformados e incompletos

que juegan en mi mente, impredescibles, como niños.

Me alborotan con su algarabía

y me arrastran y destrozan con sus penas.

Mi memoria es como un juego,

sin reglas, de supervivencia, de selección

que solo me recuerda mi propia insensatez.

Yo prefiero silencio en vez de memoria,

prefiero que no haya eco ni metas por alcanzar.

No quiero nada guardado, ni viejo ni estancado.

Quiero vivir la hora sin sombra.

Quiero el fluir sereno de un eterno amanecer.