Camino errante en el mar de tiernas hierbas
dichosamente capturada por el sol y las estrellas
observo al pasar las mariposas que vuelan inquietas
dejando sagaces colores sobre mi suelta cabellera.
La sinfonía campestre de la brisa entrometida
se confunde con el coro de las aves atrevidas
creándose una canción sumisamente sencilla
impregnando el firmamento de dulzura viva.
Se deleita de placer mi silueta soberbia
sintiéndose salvaje, emperatriz, princesa
del reinado del cielo y la tierra obscena
por obsequiar su desnudez en las fronteras.
Ese paraíso cándido e impávidamente silvestre
me intima a imaginarte entre mis brazos frágiles
absorbiendo juntos la belleza inquebrantable
de dos cuerpos atraídos por un encanto inigualable.
Alfombra verde de campo perdido en tierras lejanas
salpicado de flores oriundas de tus firmes entrañas
luz de imágenes leales, melodía de eterna armonía
me haces sentir irracionalmente plena de vida.