Lo que permanece después de amarnos - Issa Martínez Llongueras, México

Va escalando mi piel,
propagándose hasta mis sienes
en capituladas sombras;
el real augurio de existir
siempre a medias, de este sentimiento
que nos impregna las gargantas
como un grito sin luz.
Hiedra que enraíza
en cada uno de mis poros
hasta la asfixia, y de mis pupilas en la resignación
obligada que no admite auxilio.
El abismo donde yacen mis pálpitos y voluntad,
es profundo en dolores y condenas.
Mi sangre revienta en olas de nostalgia,
en las que mi soledad de ti, repercute
desde mis agónicas células hasta la lívida carne.

(En esta ausencia en la que se maceran nuestras manos,
donde la certidumbre de nunca vivirnos en nuestro propio mar,
es una acuarela desteñida en témporas de llanto, carente de savia y sol; sólo eso.)