Seis y media
la habitación a oscuras
suena el despertador
la alfombra amortigua su caída.
En el cuarto la niebla se deshila
asedia la luz matinal
el reloj desde el suelo marca las ocho
un frotar de sábanas que vuelan por el aire.
urgente se abre la puerta del baño
un chorro de aguas penetra el silencio
rugen placares y cajones
en una sinfonía mal tocada
la llave nerviosa se niega a funcionar
abre
los compases se trasladan al palier
final ronco con la llegada del ascensor
la puerta del edificio está abierta
llueve
apresuradas las botas explotan los charcos.
resbalan.
frenadas de vehículos y estrépitos de chapas conmueven la mañana
el bramar de la ambulancia
se aleja melancólico entre el pavimento y la llovizna.