Me dio la sensación mientras te amaba
de andar un tanto ayuno de energía;
no obstante descargué la batería
y fui a tomar aliento a la ventana.
Allí me puse a ver el panorama,
un tris desentendido de la hombría:
distante de erotismos y ambrosía,
desnudo de pasión y de pijama.
Mas tú estabas en guerra todavía,
con pólvora más cálida que fría,
ni ausente ni distante ni cansada.
En guerra de ancestral sexología
que yo desde mi alféizar intuía
sin tregua, concesión o retirada.
Del libro “El Limón Hespérico”