Blanca Barojiana - España

Siempre amaré las palabras, las palabras amigas,
con los ojos de agua y las lenguas de fuego,
que esconden mil secretos, para arroparlos
entre risotadas y vasos de vino.
Palabras añorando ser el Ave Fénix,
renaciendo en sí mismas, combustas en pureza,
ardiendo entre su debilísima energía.
Palabras silenciosas, zánganos del cerebro,
migas para gorrión,
maderos en naufragio.
Palabras irreverentes, inapropiadas,
que se alzan frente a los silencios impuestos
y a las conversaciones pactadas de antemano.
Yo persigo a los que pierden las palabras,
céntimos indelebles del alma,
y las dejan caer, disimuladamente,
fingiendo no apercibirse de mi mano tendida.